Crónica de una salida en bicicleta gravel en La Mancha, en condiciones difíciles como lluvia, viento y barro. De Alcázar de San Juan a Aranjuez, pasando por pueblos emblemáticos como Herencia o Consuegra, famosos por sus molinos de viento.

Enero 2025. 144 km / 600 m+

No era el mejor día para una mini aventura gravel, había llovido los días anteriores y también había previsión de lluvia y viento durante todo el recorrido. A pesar de ello, cuando eres padre, no puedes desaprovechar las pocas oportunidades que se presentan para estas escapadas. Por suerte, tuve lluvia gran parte de la mañana, pero fue una lluvia muy fina que apenas molestaba.

Como se prevía viento fuerte del sur me decidí por viajar en tren hacia el sur y hacer un recorrido dirección norte. Explorando las opciones para viajar en tren, me decidí por viajar a Alcázar de San Juan e ir pedaleando dirección norte hasta Aranjuez para volver en tren de cercanías a Madrid.

Salí de Alcazar de San Juan por una pista dirección Herencia en el km 10, primer imprevisto, llegué a un rio pero no había puente para cruzarlo. No era un gran contratiempo porque podría llegar a la carretera por una pista paralela al rio y seguir por carretera hasta Herencia. En esta pista tuve el primer contacto con el barro, una especie de arcilla pegajosa que llenaba de barro la horquilla y las vainas bloqueando las ruedas. No merecía la pena limpiar y volver a montar porque en 20 metros volvían a estar bloqueadas así que tuve que portear la bici hasta la carretera.

En Herencia subí al cerro donde quedan algunos de los molinos de viento tan típicos de La Mancha y seguí por una pista muy bonita, atravesando olivares y viñedos hasta Puerto Lapice donde hice una parada para reponer fuerzas en un bar. Aquí volví a subir al cerro a ver los molinos y continué pedaleando por un valle lleno de olivos centenarios.

Hasta este punto la ruta había sido dirección oeste pero al llegar al collado tras la subida al valle giré dirección norte y ya tuve viento a favor hasta el final del día en Aranjuez.

Llegué rápidamente a Consuegra, el pueblo más famoso de la zona y el que conserva el mayor número de molinos. Aprovechando que el viento soplaba fuerte en ese momento seguí por carretera hasta Turleque. Y de aquí seguí por una pista hasta que, en cierto punto, sobre el km 90, lo que parecía a simple vista un pista de grava, era en realidad una especie de arcilla blanquecina pegajosa que impedía avanzar porque cada 20 m se bloqueaban las ruedas. Nunca he visto un material tan pegajoso.

Fueron unos 7 km de auténtico infierno, de los que solo puede “pedalear” un par. Los otros 5 km fueron de auténtica miseria ya que incluso andar se volvía misión imposible por la cantidad de barro que se acumulaba en las zapatillas.

Lo curioso es que estas pistas eran muy lisas y no estaban muy embarradas. Es más, visualmente parecían pistas óptimas para volar con la bicicleta de gravel. Es decir, el problema no es que hubiera mucho barro, si no que el material es muy pegajoso.

Cuando por fin salí a la carretera cambié la ruta prevista y me dirigí a Aranjuez por carretera porque había perdido mucho tiempo. Llegué a la estación de tren sobre las 18:30 de la tarde tras parar a limpiar la bici en una gasolinera.

Como conclusión, por toda la zona hay sin fin de pistas para recorrer y explorar pero mucho ojo si ha llovido los días anteriores porque te puedes meter de repente en una “pista trampa”. Es una zona con poco desnivel, lo que permite recorrer largas distancias, pero hay que tener en cuenta la dirección del viento ya que suele soplar con fuerza.