Carlos Inlandis nos regala una reflexión acerca de la importancia de aprender a valorar lo que se tiene cerca.
Vivo en el puto desierto. Este pensamiento acude recurrentemente a mi cabeza cuando miro el paisaje que rodea mi pueblo. Este territorio podría pasar perfectamente por alguna de las zonas áridas de alguno de esos países que acaba en “–tan”.
Es un terreno que no deja indiferente… lo amas o lo odias… bueno, puede que incluso las dos cosas al mismo tiempo. Algunos lo llaman poéticamente “Piel de leopardo”, otros simplemente estepa, pero creo que la forma más cargada de sentimiento es como un amigo acertó a llamarla ya hace un tiempo, “La Estepa Puta”.
Para los que vivimos aquí y montamos en bici no nos queda otro remedio que pedalear en una tierra en la que en invierno se puede llegar sin dificultad a estar bajo cero y en verano cerca de los 50 grados. El cierzo con rachas de 80 kilómetros por hora o más no suele ayudar demasiado, y a los lados de los caminos siempre hay algo que quiere pinchar tus ruedas, picarte o morderte. No hay agua en ningún sitio o llueve durante varias semanas seguidas. Entonces, el suelo es incapaz de absorber el agua y te obsequia con el barro más pegajoso que puedas imaginar. Hay pueblos en los que apenas vive gente y eso, apenas a unas decenas de quilómetros de una gran ciudad como es Zaragoza.
Siempre vemos aventureros en sus bicicletas recorriendo rutas por lugares lejanos y durísimos, pasando calamidades, sufriendo, sudando, pasando frío y pinchando 100 veces. Desde luego, no seré yo quien compare La Plana de María o Las Vales con Baja California o con el Moab, pero sí que diré, que aquí, hay caminos rodadores interminables o hike-a-bikes eternos.
Si tienes suerte y paciencia, tal vez puedas ver cabras hispánicas, jabalís, corzos o zorros. Que perderte en los barrancos secos puede ser un reto bastante intenso, que siempre puedes un encontrar un desvío en el que alejarte estando cerca de casa y que los atardeceres rojos bajando por la Vallobera son un espectáculo.
A veces nos cuesta valorar lo que tenemos al lado y es cierto que según qué cosas hay que esforzarse más en apreciarlas. Pero cuando consigues encontrarles el atractivo no defraudan y mi Estepa Puta es el claro ejemplo.
Me encanta! Reivindiquemos la belleza cruda y árida de nuestros alrededores! Normal que luego tengamos este carácter seco 😆
Gracias Borja!!!
Estepa puta siempre! Teruel es una maravilla si, pero la echo mucho de menos♥️
Donde esté el cariñico de una mata de aliagas que se quite todo lo demás!!!
Me encanta tu reflexión, y la comparto. Creo que la cuestión es sacarle a un territorio la esencia…que esa siempre está ahí.
Así pienso. A todos nos gusta descubrir lugares nuevos y cuanto más espectaculares sean mejor, pero muchas veces nos olvidamos de que, sin irnos muy lejos, podemos encontrar paisajes con mucho valor natural y cultural.
Gracias Isra!!!