Una aventura en bicicleta y senderismo contada por Israel Cabañas, explorando paisajes naturales descubriendo los balcones que nos ofrecen las cumbres de Cantabria.
Una de las mejores cosas de coger tu bici y perderte unos días en busca de una aventura personal es el hecho de establecer tus propias reglas, como quien se hace un traje a medida y decide dónde poner y de dónde quitar: es uno mismo quien propone un cuándo, un porqué, un cómo y un desde dónde y hasta dónde.
El pasado verano aproveché mi salida anual de reconocimiento de la ruta Cabañas y Estacas para darle otro aire y juntar dos de las disciplinas que más me gustan practicar en la Naturaleza: el Bikepacking y el senderismo.
Considero que es en la incertidumbre donde residen esas sustancias adictivas que hacen revolvernos en busca de aventuras, y cada ingrediente extra de un proyecto añade sus propias incertidumbres generando ese “estrés positivo” que se irá resolviendo a medida que se avanza. Nada nuevo, salvo una excepción: “…y cuando esté andando…¿dónde dejo la bici?”
Crear una lista de balcones donde asomarme a lo largo de la ruta no fue difícil, balcones que simbolizan un territorio donde la mirada de un ciclista no tiene cabida, añadiendo información más allá de un papel con curvas de nivel y conocimiento de una tierra. Sin una definición ni propósito definido, balcones puede ser un lugar de contemplación, de conocimiento, un motivo de reto… Balcones es lo que quieras que sea.
A lo largo de los 760 kms de itinerario en bicicleta establecí el primer balcón en la villa pesquera de Santoña, donde el Monte Buciero (364 m.) y Peña Ganzo (376 m.) me darían unas vistas privilegiadas de la Bahía de Santoña, las marismas de Santoña, Joyel y Victoria además de parte de la montaña Oriental de Cantabria. Dejando atrás el Sector Costa Oriental y ya adentrado en terreno montañoso llegué no sin esfuerzo a Ramales de La Victoria, una villa bajo la mirada del extremo oriental de la Sierra del Hornijo, el Pico San Vicente (913 m.) que fue el segundo de los Balcones propuestos en mi lista.
El siguiente, en pleno Valles Pasiegos, es un pico del cordal divisorio entre el Valle de Asón y el Valle del Miera: Porracolina (1.414 m.), que posee un encanto especial y una panorámica 360º debido a su estratégica localización. Una ventana de respiro pluvial me dió paso a su cima cuando casi había aceptado que pasar de largo sería la mejor opción. Esa flexibilidad, ese “sobre la marcha”, esas decisiones a tomar “in situ” es una de las actitudes a normalizar en este tipo de experiencias, siempre con una base de seguridad y no dejando que sea cual sea la decisión se convierta en una sensación negativa.
Continuando el itinerario en plena Comarca Campoo-Los Valles pasamos por el Mediajo Frío (1.328 m.), en esta ocasión montado en mi bicicleta, dado que el propio itinerario pasa por esa cumbre, así como el siguiente balcón llamado Pico Obios (1,223 m.) dentro del Parque Natural Saja-Besaya. Ambos dos ofrecieron por vistas una cortina nebulosa que exprimió mi mente para la creación de un paraíso imaginario.
Cada cumbre que lograba subir alimentaba la necesidad de subir la siguiente y a pesar de una meteorología inestable que hasta ese momento me habían permitido acceder a mis objetivos con relativa seguridad, el disfrute iba alimentándose exponencialmente.
Regentando los Puertos de Sejos se encuentra en Cueto de La Concilla (1.922 m.), una cumbre de gran personalidad que reclamó mi atención a la hora de rellenar mi lista. Sus 400 metros de empinado desnivel y terreno salvaje son recompensados una vez llegas a la cumbre.
La motivación va creciendo cada día, el avance es real y no hay un “tick” en la lista que se haya dejado de poner, pero también el desgaste es un hecho: descanso y alimentación es la clave para seguir teniendo buenas sensaciones, y más ahora que me voy acercando a un terreno que ofrece un generoso desnivel a superar. El Parque Nacional Picos de Europa es una joya en todos los sentidos, un terreno duro ablandado por el impresionante entorno donde uno todavía se siente más “poca cosa”.
Peña Vieja (2.617 m.) se ha considerado durante años la montaña más alta de Cantabria, no sin polémicas. Se trata del balcón más exigente de mi lista y más si le sumamos que la Canal del Vidrio era el camino de acceso elegido. Dentro del Macizo Central se posiciona esbelta sobre los Puertos de Áliva, y su ascenso-descenso en un ambiente de alta montaña generó unas sensaciones que había que adiestrar. Cierto que no fue el mejor día meteorológicamente hablando y a 200 metros de la cumbre pensé en darme la vuelta por fuertes rachas de viento, pero he de reconocer que a pesar de ser de los que pienso que es el camino y no la cumbre, en esta ocasión la satisfacción de la cumbre fue especial.
Continuando con la ruta por la cordillera cantábrica llego a el Puerto de San Glorio, donde tenía pendiente la subida al Coriscao (2.234 m) entre Cantabria y León. Una emblemática cumbre de la cordillera, un balcón que ofrece una visión privilegiada entre los tres macizos de Picos de Europa y la Montaña Palentina.
Saliendo del Sector Liébana es casi obligado desviarnos en el Collado Pasanéu a la Braña de los Tejos (1.400 m.), un lugar peculiar y único donde tomar un descanso después de el exigente ascenso. Una visión desde otra perspectiva de Los Picos y una agachada Peña Ventosa.
Desde aquí sí tuve la sensación de haber completado el proyecto a la vez que me iba acercando a la costa, para completar el itinerario a través del último Sector Costa Occidental. Llegando a casa, en la última jornada no pude evitar subir a La Picota ( 240 m.), la mayor de las cumbres de la sierra de Liencres, que tantas veces he subido. Acostumbrado a las vistas que ofrece, en esta ocasión las sensaciones fueron muy diferentes. En ese momento daba por concluído una de las experiencias más intensas y profundas que he tenido hasta el momento: 11 jornadas consecutivas de actividad sobre un terreno conocido sumiso a una interacción completamente desconocida.
Buen relato Isra. Buscar un nuevo enfoque que te permita redescubrir un territorio es una experiencia muy satisfactoria.
Y tanto Javi! Ha sido eso, un enfoque diferente, una fusión que ha aportado mucho más de lo que se podría absorber por separado. 😉
Gracias Isra , por abrirte y compartir esta experiencia tan intensa que tan buen sabor de boca debió dejarte.
Un abrazote!
A ti Javi!! Espero que lo hayas disfrutado, y si no te equivocas en lo de la intensidad de la experiencia, mucho menos en el sabor de boca.:))