Carlos Martín empezó a interesarse por la ultradistancia gracias al podcast Construyendo Ultraciclismo. Se probó en la 500 Millas Cannibal por partida doble, sin poder llegar a finalizarla ninguno de los dos años, así que se propuso repetirla una tercera vez: a su ritmo, en un modo más ciclismo sin prisa y disfrutando del entorno.
Octubre 2024
No soy un ciclista de esos que llevan toda la vida pedaleando, al contrario, hasta el 2020 podría decir que no me consideraría ni ciclista.
En ese año, que quedará en la memoria de todo el mundo, yo hice mi rehabilitación de una operación de rodilla durante el confinamiento. Cuando dejaron que la población saliera a hacer actividad física, fui uno de esos que salieron en estampida a hacer deporte. Las últimas palabras de mi traumatólogo fueron definitivas: “yo dejaría de correr y empezaría a ir en bici”.
Y eso es lo que hice. En aquel momento no intuía que eso de montar en bici, descubrir caminos y llegar a los sitios pedaleando iba a engancharme tanto. Aquello de bicicletear era perfecto. Siempre me había gustado estar al aire libre. La montaña ha sido mi lugar preferido desde muy pequeño y subir a lo más alto corriendo, esquiando, caminando o escalando ha formado parte de mi vida desde que tengo recuerdos.
Creo que tuve suerte de coincidir con la gente adecuada en el mundo de la bicicleta. Gente que disfrutaba del entorno pedaleando despacio, parando las veces que fuera necesario, conectando con los lugares por los que pasaban. Llevaban unas bicicletas cargadas de bolsas en todos los huecos posibles, exploraban caminos o seguían rutas que otros compartían con ellos hasta llegar a un lugar donde plantar la tienda y hacer noche… es justo lo que necesitaba, una forma nueva de seguir en contacto con la montaña, el “Ciclismo sin prisa”. Y ha sido mi forma de vivir el ciclismo durante estos años. Pero mentiría si no dijera que, en mi interior, en un rinconcito quedaba escondido, un resto de espíritu competitivo. Y supongo que por casualidad descubrí el podcast Construyendo Ultraciclismo.
Allí hablaban de las aventuras ciclistas de mucha gente. Algunas eran como las que me gustaban a mi… pero había otras que sólo se parecían, pero no iban despacio, no dormían y recorrían distancias en tiempos que no eran normales en absoluto, al menos para mí. Y empezó a llamarme la atención, siempre teniendo claro que nunca sería capaz de afrontar ese tipo de hazañas… Hasta que un día en el podcast, se entrevistaba a alguien que hablaba de una prueba que salía de mi ciudad, Zaragoza. Creo que, en ese momento, ese resto de gen competitivo que estaba muy escondido empezó a activarse.
– ¿Y por qué no? ¿Y si me preparo bien? Y además la salida es prácticamente desde de “la puerta de casa”. Cari, me voy a apuntar a esto ¿Cómo lo ves?
– ¡Claro que sí! Apúntate.
– Mierda, pues me voy a tener que apuntar.
Y dicho y hecho, sin pensarlo demasiado formalicé mi inscripción en la 500 Millas Cannibal. Pero alguien como yo, que disfruta yendo despacio, tiene que cambiar mucho sus rutinas de ciclismo, si es que las tiene. Hacer tiradas muy largas varias veces y pensar que eso será suficiente es engañarse a sí mismo. Y yo lo hice, auto engañarme digo.
No voy a meterme en detalles de cómo han sido mis dos participaciones en la Cannibal. Simplemente diré que, desde mi experiencia vivida, el estar habituado físicamente es muy, muy importante. Si el cuerpo responde, la cabeza lo va a tener más fácil. Y a mí en, las dos ocasiones, primero me falló lo físico y, en consecuencia, el estado anímico y la capacidad de tomar buenas decisiones. Como resultado dos retiradas que me han servido para aprender. Primero, que en estas cosas hay que ser constante en la preparación. Ya sé que es una evidencia, pero vivirlo en las propias carnes ayuda mucho a interiorizarlo. Segundo que este tipo de pruebas son perfectas para conocer territorio si dispones de poco tiempo y quieres sentirte respaldado por una organización que, en caso de emergencia, van a estar pendientes de ti.
Algo que ya sabía es que me gusta estar muchas horas sobre la bici, que no soy rápido y que me gusta parar, tomarme un pincho de tortilla en la terraza del bar y pegarme la charrada con el abuelo que está echándose un carajillo.
Tras un mes para reposar después de la segunda retirada, con estas divagaciones en la cabeza y el track todavía caliente en el Garmin, pensé que sería buena idea hacer la Cannibal “Estilo Sinprisero”. Seguir el recorrido viviéndolo desde mi punto de vista, saliendo de la puerta de casa literalmente e ir fluyendo y adaptándome a las circunstancias. Como única condición me había autoimpuesto hacer en torno a los 130 km al día… y tampoco me iba a poner estricto conmigo mismo. Ni que decir tiene que todo fue mucho más relajado.
El objetivo era disfrutar del propio camino. Ya sé que suena a tópico, pero, ¡qué cierto es! Atención spoiler. Tampoco pude acabar la ruta completa. Esta vez los restos de la borrasca Kirk se interpusieron en mi camino. Y tras subir al Pico del Buitre y ver que las previsiones meteorológicas se iban a cumplir, decidí volver hacia Teruel con las nubes pisándome los talones, pero con una sonrisa en la cara.
Que bueno Carlos!, eres un jabato. Yo también participé en la edición de 2024 y suspendí ✌️😅así que me he inscrito de nuevo para la edición 2025.
Y, como tú, también he pensado en hacerla una primera vez a mi aire antes de hacerla en modo “Canibal”, pero bueno una cosa es pensar y otra es hacer
Un abrazo y muchas gracias x compartir tus experiencias
Pd: en la salida me fijé en tu bici y en el briefing vi que te dieron hasta un pequeño detalle…
Gracias Fermín. Disculpa por tardar en la respuesta. Por una cosa o por otra siempre se me olvidaba responderte. Yo creo que este año ya no lo voy a intentar. No consigo prepararme lo suficientemente bien para una hazaña de este tipo. Espero que te vaya muy bien este año en la Canibal!!!