El artículo narra un viaje de bikepacking por el macizo del Mont Blanc, destacando las experiencias y paisajes vividos a lo largo de la ruta por Silvia Molinero.

Agosto 2022

Este viaje nos regaló lo que hace tiempo llevábamos buscando. Montañas, impresionantes praderas alpinas, glaciares, grandes puertos de montaña y encantadores valles.
Cruzando frontera con tres países, Francia, Suiza e Italia.

El Tour del Mont Blanc es una de las rutas de senderismo más famosas del mundo, nuestra ruta tomará principalmente los senderos propios del TMB con algunas modificaciones para hacerla lo más ciclable posible. Esta vuelta incluye unos 180/230 km con 9000 m D+ aprox.

1º DÍA CHAMONIX- ALPAGE DE BOVINE.

Llegamos a Chamonix bajo una tormenta y un cielo oscuro… sin saber muy bien qué hacer, decidimos comenzar a revisar material y preparar las bicicletas, con la esperanza de que el día fuese abriendo y la tormenta remitiese.
Unas horas más tarde con un cielo más despejado pero bajo una ligera lluvia, decidimos comenzar nuestra aventura.
Salir de Chamonix bajo la mirada de esa imponente montaña, la increíble vista de los glaciares y una agradable pista que nos llevó hasta el pueblo de Argentière, fue un bonito comienzo que pronto nos pondría en contexto de la dureza en las ascensiones, recompensada una y otra vez por unas vistas que quedarán para siempre gravadas en nuestras retinas.
La primera subida “real” fue al Col de Balme, frontera entre Francia y Suiza. Fue maravilloso encontrar el refugio abierto, poder meter al cuerpo caldo calentito y tortilla recién hecha.
A partir de aquí, unas vistas panorámicas sobre pastos alpinos y un sendero que nos llevó bajo un mar de nubes a un anfiteatro natural desde el que pudimos contemplar el Glaciar de Trient.
Guaauu!!
Contemplar esa maravilla antes de comenzar el descenso al pueblo de Trient nos cargó de energía y felicidad. Ese descenso duró poco y enseguida estábamos enfrentando otra gran subida, Col de La Forclaz.
Una vez aquí, estrellita marcada, sabiendo que aquí comenzaría unos de los tramos de “Hike-a-Bike“. Empujar una bicicleta cargada con más de 10 kg durante unos 3 km y superando los 500 metros de D+, nos puso a prueba tanto física como mentalmente.
Ver una pradera junto a una granja fue mi vía de escape y la excusa perfecta para tomar la decisión de que ese era un buen lugar donde plantar la tienda y pasar la noche. Caí rendida en el saco, hasta que un trueno me despertó y comenzó a llover a mares.

2º DÍA ALPAGE DE LA BOVINE – COURMAYEUR

6:30 horas, la tormenta había cesado… comenzamos a secar la tienda y preparar café caliente para comenzar el día.
No habíamos avanzado mucho cuando de repente escuchamos un enérgico “Buenos días”, ese acento sonaba muy de casa, una agradable chica de Barcelona nos saludaba desde Alpage de Bovine, una Rústica casa de montaña donde iba cada verano a hacer la temporada como camarera y endulzar a los turistas que recorrían el TMB con tarta de queso casera recién hecha.
Fue increíble encontrar a esa altitud y en un lugar tan poco accesible un sitio así donde poder reponer energía.
Tras una pequeña conversación nos despedimos dejándola atrás con una magnífica vista de los picos más bonitos de los Alpes del Valais.
Comenzamos a descender por un técnico camino que nos llevó hasta el bonito pueblo de Champex Lac, pueblo que se abre bajo un precioso Lago Alpino.
Estábamos emocionados por comenzar el gran ascenso del día al Grand Col Ferret a 2537 metros.
Desde una altura de 1000 metros por senderos estrechos y a veces muy empinados, que me obligaron a empujar la bici en más de una ocasión, conseguimos llegar al punto más alto del TMB, el Grand Ferret, con 2537 metros. Límite entre el Valle de Valais y el Valle de Aosta.
Aquí el viento azotaba con fuerza, decidimos perder algo de altura y buscar un lugar resguardado de éste para contemplar las preciosas vistas Sobre el Val Ferret y el glaciar. Otra magnífica imagen.
Ahora ya sólo nos quedaba disfrutar de una divertida y técnica bajada que realizaríamos con unos “amigos endureros” con sus bicis de descenso, mientras nosotros manejábamos unas bicis hasta arriba de bolsas.
Mis brazos terminaron echando de menos algo de suspensión, pero agradecí enormemente mis tiempos en moto y las horas perdidas aprendiendo técnica, algunas curvas eran de esas de sacar el pie. ¡Qué divertido, grite!
Pedaleamos a fondo para llegar al pueblo de Courmayeur, donde nos pusimos hasta arriba de pizza.
Con el estómago lleno decidimos hacer camino y avanzar hasta un camping que se encontraba sobre el track que teníamos que seguir.
Ese día había sido una delicia paisajista y culinariamente.

3º DÍA COURMAYEUR CHAMONIX.

Nuestro último día comenzó por un camino inicialmente asfaltado con grandes pendientes ya desde las primeras curvas, que pronto se fue convirtiendo en pista. El camino iba junto a un río glaciar, cuyo azul contrastaba con los colores de las flores y la roca de fondo. Una imagen típica Alpina.
Tras una larga subida, alcanzamos el Col de la Seigne a 2516 metros, frontera entre Italia y Francia.
Hicimos una gran pausa aquí para admirar al Rey de los Alpes antes de emprender nuestro descenso hasta Les Chapieux.
Aquí encontramos una pequeñita tienda local que vendía productos típicos donde paramos a tomar otra de las decisiones importantes en nuestra ruta.
Pedimos café y unos trozos de pizza hechos al horno de leña, nos sentamos y estudiamos la situación. Este era el punto donde la ruta original del TMB subía al Col de Bonhomme, otro de los tramos de “Hike -a-Bike” donde además podríamos encontrarnos algún nevero.
La fatiga en mis piernas y el comentario de aquel lugareño sobre los neveros, hizo que tomásemos la decisión de hacer más kilómetros hasta llegar al Col de Voza pero evitaríamos ese paso de montaña.
Tocaba la parte de rodar, todo lo que te permiten los puertos de carretera en Alpes. ¡Cómo lo agradecí!

Tras subir Cormet de Roselend y Col de Saisies, pronto llegamos al Col de Voza, que volvió a ponerme en mi lugar con sus pendiente que rondaban en algunas ocasiones el 25%.
Con las piernas cansadas, el corazón lleno y en la retina guardados inolvidables paisajes, llegamos a un Chamonix abarrotado de gente con la misma cara de ilusión y felicidad que nosotros, unos por haber terminado la UTMB, otros por haberlo hecho andando… pero en todos se podía apreciar ese orgullo y felicidad.

“Este tipo de viajes te hacen llegar a lugares dentro de ti que será difícil que llegues pedaleando de otra manera”

Y ese quizá… sea el mejor resumen de un viaje que guardaremos para siempre en nuestros corazones.

Silvia Molinero.