Cabañas y Estacas

Omar nos cuenta su experiencia recorriendo la ruta de Cabañas y Estacas, donde asegura haber vivido los mejores 3 días de bikepacking de su vida recorriendo los Valles Pasiegos y alrededores.

Desde que hace unos años me salió rebotada desde otro perfil de redes sociales que ya seguía, esta ruta de Cabañas y Estacas siempre ha estado marcada en rojo como una de las que había que hacer sí o sí más pronto que tarde.

Este mes de abril por fin ha sido el momento. Por casualidad y sin tenerlo planeado, justo he pillado esa primera semana de cambio de hora que tanto nos gusta a los que montamos en bici. Ese extra de claridad cuando ya estás acampado vale mucho!

Mirando la predicción del tiempo, decidí empezar mi ruta desde Castro Urdiales, de esta manera aseguraba el buen tiempo para salvar las zonas más montañeras en los primeros días y luego, ya que cuando avanzaba la semana el pronóstico era más incierto, me dejaba la zona costera donde siempre hay “refugio” más cercano al pasar más a menudo por poblaciones.

Prácticamente desde el kilómetro cero la ruta ha dejado claro por dónde iba a ir, los desniveles son de aúpa y es muy habitual ver el 15 o 20% en tu pantalla de GPS. Con la bici bien cargada como iba la mía, las zonas donde ciertas veces he tenido que empujar han sido habituales, aunque he de decir que salvo una donde si que fue más largo, estos porteos no eran demasiado largos, solo para salvar rampones puntuales o zonas donde el terreno estaba peor. Luego las bajadas, en general, han sido bastante buenas y siempre he podido ir encima de la bicicleta sin demasiados problemas.

Como a parte de viajar también me gusta sufrir un poquito, subidas como los Machucos, el Pico Obios, la Cruz de Fuentes o el Collado Taruey, por poner los ejemplos más duros de la ruta, ha sido precioso.

Como le comenté a Isra por privado, el ideólogo de la ruta, la zona que une los Valles Pasiegos, Saja-Besaya, Nansa y los Puertos de Sejos, ha sido increíble. Enlazar una subida con la siguiente, descubriendo zonas espectaculares en cada collado que se alcanzaba. Durante los tres días que rodé por esos lugares, creo que he pedaleado los kilómetros de bikepacking más bonitos que he hecho nunca. Además de ser una zona tan bonita, puedes unirlo con noches en refugios donde dormir con casi todas las comodidades. En mi caso, las noches en la Cabaña de Laguíos y el refugio del Collado Taruey no son igualables en ningún 5 estrellas del mundo.

La vida no siempre es de color de rosas y bajando hacia Ruente, en un paso de agua que tenía una canaleta metálica, pego un llantazo fuerte y me cargo la cubierta. Por suerte, metiendo un trozo de cubierta vieja por dentro y yendo más prudente, puedo seguir avanzando. Así llego hasta Cabezón de la Sal, mala suerte porque unas tiendas de bici que hay en este pueblo las pillo cerradas a media jornada, así que toca desviarse un poquito de la ruta para ir hacia Torrelavega, donde sí que puedo entrar a una tienda y en poco más de 10 minutos tengo el problema solucionado. Cubierta nueva y a seguir rodando sin miedo.

Las dos últimas etapas las haré siempre al lado del mar, pero quien conozca la orografía de esta zona, sabrá que tampoco será un paseo. Rompepiernas bueno enlazando infinitas subidas, cortas, pero alguna que otra con unos repechos de esos que te ponen a mil. Eso sí, para los que somos de interior, esas vistas de las playas y acantilados del Cantábrico son espectaculares.

Resumiendo, que Isra se ha sacado de la manga un recorrido que es una delicia 😉

Como en esta ocasión me he dejado la zona de Picos de Europa y la zona de costa más occidental sin recorrer, ya tengo una excusa perfecta para volver a disfrutar de Cabañas y Estacas.

La Belsetán

Puyatas Maestras nos relata esta ruta ciclista “La Belsetán” en un elegante e interesante formato que combina historia, cultura y lenguas pirenáicas.

Ruta pirenaica de alta montaña, 100% ciclable por pistas de tierra y enlaces por carreteras secundarias, apta para BTT y bicicleta de gravel (contando con que alguna zona más pedregosa vas a tener).
Se trata de un reto ciclista de alto nivel físico, ya que acumulas 4000 metros positivos en tan sólo 100 kilómetros de recorrido. Un sube y baja a tres auténticos ‘puertarracos’ que poco tienen que envidiar a las subidas míticas de las grandes vueltas, con el plus de que estos son de tierra. Vas a ‘disfrutar sufriendo’ en un entorno precioso, pedaleando mucho tiempo por encima de los 2000 metros de altitud.

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La base de operaciones, salida y llegada de la ruta, es la localidad de Bielsa. Pueblo de referencia en el Ato Aragón (conocido es su carnaval) y puerta de entrada a territorio francés remontando el puerto y previo paso por el túnel de mismos nombres que el pueblo. Al otro lado quedan los colosos pirenaicos del Portet, Val Louron, Ancizan, Aspin, etc, que seguro te suenan de las grandes etapas de montaña del Tour de Francia.


Más arriba del túnel mencionado anteriormente, queda el conocido como ‘Puerto Viejo de Bielsa’. Paso fronterizo accesible únicamente a pie y ligado al recuerdo de lo que fue uno de los últimos episodios bélicos de la Guerra Civil Española, la conocida como ‘Bolsa de Bielsa’. Esta batalla supuso el último reducto de resistencia republicana en el Pirineo aragonés y trajo consigo la reducción a cenizas de Bielsa y sus aldeas por parte del ejército nacional. Muchas personas (incluidos ancianos y niños) se vieron obligadas a caminar durante días con ‘la casa a cuestas’ usando este paso de alta montaña (con las penurias que eso conlleva) para poder salvar la vida. Muchas de estas personas no regresarían nunca a su casa.


Otra ‘migración pirenaica forzosa’ era la conocida como migración golondrina. Mujeres que cruzaban la frontera en busca de un trabajo con el que sobrevivir y mantener a su familia, en las empresas de zapatos o alpargatas francesas. Todo esto lo cuentan y cantan perfectamente la ‘Ronda de Boltaña’ en su canción titulada ‘La tumba de la golondrina’.

“¿Quieres cerrar la puerta? Piensa en tus hijos subiendo el puerto. ¿Te he de recordar, que aquí aún sabemos que es emigrar?”.

Letra que me sirve para decirte, y volviendo a la bici, que es una ruta abierta a todo tipo de público y todo tipo de ciclista es bienvenido. La dificultad técnica es muy baja, con lo que si no te gusta ‘sufrir pedaleando’, puedes llegar a las diferentes cimas mediante una bicicleta eléctrica.


El primer puerto a superar es la subida al refugio de La Estiva por la pista forestal que sale del pueblo de Espierba. Se remonta el precioso valle de Pineta ganando altura por su pared izquierda si tomamos como referencia el curso del río Cinca. Es el puerto más llevadero en cuanto a dureza y me atrevería a decir que el más alto en belleza. Todo lo que vas a ver aquí es ‘oro puro’. El Balcón de Pineta, la cascada del Cinca, etc… En la cima del puerto te espera el refugio de libre uso de La Estiva, totalmente reformado y adecentado por la gente de Refugios Libres Dignos.

Refugios Libres Dignos son un grupo de amigos que se dedica (altruistamente) a dar un lavado de cara a los refugios libres del Pirineo aragonés y alrededores. Convierten los refugios en ‘auténticos hostales de libre uso’ (vamos, que son gratis) en los que poder pasar una o varias noches dignamente. Pintan, barnizan, arreglan techos y chimeneas, crean una pequeña librería, ponen botiquín, utensilios de cocina e incluso dejan una guitarra para que la música este siempre presente en la montaña. Respeto máximo para este grupo humano increíble. El mismo respeto que debemos tener los usuarios, con el cuidado de estos refugios y su entorno, para mantener y poder disfrutar de esta iniciativa siempre que queramos.

Después de llegar al llano de la ‘Colladeta Plana Fonda’ (un pelín más arriba del refugio), te toca volver a Bielsa para afrontar la segunda puyata de la ruta.
En aragonés, ‘puyata’ significa ‘subida’. En el norte de Aragón hay tantos derivados del aragonés como valles pueda tener el Pirineo. En el valle de Bielsa, por concretar, se habla el ‘Belsetán’, y de ahí viene el nombre de la ruta que estamos describiendo.


La segunda puyata (ahora que ya sabes lo que significa) es Punta Liena. Considerado por muchos el puerto más duro de Aragón, es la pista más alta a la que puedes llegar pedaleando en toda la comunidad. O lo que sería lo mismo, nuestra cima Coppi, que nos gustan las comparaciones ciclistas. Por hablar de números, 16 kilómetros y medio rozando el 9% de pendiente media. ¡Telita con el asunto! Si ya te digo que los últimos 8 kilómetros son por encima del 10%, ¿cómo te quedas?


Tras un primer tramo de carretera para llegar al bonito pueblo de Chisagües, pasas a remontar el valle del río Real por la conocida pista de Ruego o pista de Liena. Pendiente más o menos llevadera hasta llegar a un ‘repecho’ de 800 metros que roza el 20% (poca broma). Tras un giro a derechas y en terreno completamente abierto, entras en los anteriormente anunciados últimos y agónicos kilómetros del puerto.

Abre bien los ojos (y los pulmones) porque aquí todo es precioso. Si puedes girar la cabeza, veras asomar la silueta de los Treserols (Cilindro de Marboré, Monte Perdido y Soum de Ramond) a tu espalda. A tu izquierda los picos Robiñera y La Munia (justo encima de las minas de Parzán*) y a tu derecha asoman las primeras paredes de Pineta a espaldas de la sierra de Espierba y el pico Comodoto. De verdad, el sitio es más bonito de lo que te puede contar o puedas ver en las fotos. ¡Tienes que venir!


*Las conocidas como minas de Parzán, cerradas o sin actividad minera desde el año 1933. Situadas alrededor de los 2500 metros de altitud y en pleno Pirineo, imagina como sería las condiciones de trabajo a principios del siglo XX en estos lugares. ¡Auténticos superhéroes aquellos mineros!


Con el descenso hecho, ‘sólo’ te queda una última puyata para ganarte la cena y terminar la ruta. La subida al ibón de Urdiceto. “El Mortirolo aragonés” que le gusta llamarlo a ‘Puertos de Huesca’ (recomiendo visitar su blog). Casi 11 kilómetros de puerto por encima del 11% de pendiente media. Para ser el último no está nada mal…
Con pendientes altísimas, pero muy constante y sin ‘grandes repechos’ (espero que se me entienda) no te queda otra que subir dando chepazos. O como lo hacía Escartín (por buscar de nuevo el símil ciclista y en este caso también altoaragonés).

Remontando el barranco de Urdiceto, ganas altura muy rápidamente cubierto por un bosque, que desaparece y pasa a ser pradera a cielo abierto una vez que superas la central hidráulica (sobre los 2000 metros de altitud). Las sensaciones de pedalear por aquí son únicas, la llegada al ibón ya es pasarse el juego. Por cierto, ‘ibón’ quiere decir lago de alta montaña en aragonés. ¡Lo que nos gusta aquí unir ciclismo y cultura!. Si ya le añades la gastronomía típica de la zona, te vas de Bielsa con el pack completo y ganas de volver seguro.


Bonus track: si aparte de rodar por pistas y caminos también te gusta la adrenalina de los descensos en todas sus vertientes, échale un ojo a la propuesta de ‘Bielsa Trocs’. Podrás incluso unir las subidas que te proponemos en nuestra ruta con alguna de sus bajadas.

BASQUE DIVIDE

Mikel Bringas cuenta cómo se inspiró en la Great Divide Mountain Bike Route (GDMBR) para crear la Basque Divide (BD). La BD busca no solo disfrutar del ciclismo, sino también reflexionar sobre las fronteras y la historia cultural del País Vasco.

Desde joven viajo en bici y una de las rutas más bellas que he recorrido es la Great Divide Mountain Bike Route (GDMBR). Se presenta como la ruta ciclista fuera de asfalto más larga del mundo. A lo largo de sus 4.339 km asciende 45.618 m de desnivel positivo (¡siete veces el Everest!), por todo tipo de pistas y caminos. En todas esas horas de pedaleo hay mucho tiempo para pensar y crear nuevas ideas. En mi caso fue el origen de la ruta que presento: la Basque Divide (BD).

Conforme avanzaba por la GDMBR me decían mi familia y amigos. “¡Menuda ruta dura que estás haciendo!”. Mi ego se desvaneció al llegar a la frontera con México. Allí encontré familias con niños muy pequeños, personas discapacitadas, ancianos, embarazadas, que habían recorrido muchos más kilómetros que yo, y no precisamente en una cómoda bicicleta, jugándose la vida en muchos casos. En ese momento la mayoría venían desde Venezuela, con la esperanza de rehacer su vida.

En mi última etapa avancé paralelo a la frontera dirigiéndome al aeropuerto de El Paso, desde donde volé relajadamente hasta casa, cruzando fronteras simplemente sellando mi pasaporte. En esa última etapa recorrí 125 km con duro viento en contra, con un paisaje desértico al norte y la presencia de un muro al sur. El viento dificultaba el avance de mis vacaciones, el muro impedía el paso de miles de personas que intentaban sobrevivir.

La GDMBR toma como referencia una divisoria de agua; la Basque Divide (BD) alude a una divisoria de cultura. Los Pirineos son un accidente geográfico que ha contribuido en la división político-administrativa de la cultura que históricamente se ubicó entre los ríos Ebro y Garona.

Decía John Lenon en su bella canción:

Imagine there’s no countries
It isn’t hard to do
Nothing to kill or die for
And no religion, too

Religiones y fronteras han sido fuente de innumerables conflictos a lo largo de la historia. La BD es una propuesta para disfrutar del ciclismo y de paso incitar a la reflexión sobre las fronteras. Miremos hacia atrás y repasemos rápidamente qué ha ocurrido en el territorio vasco.

Se data en el siglo IV la primera mención de Vasconia; los romanos nos cuentan la existencia de las tribus de los vascones que compartían una misma lengua a ambos lados del Pirineo. Sin embargo, recientemente se ha encontrado un hallazgo de gran valor: la mano de Irulegi. Se trata de una lámina de bronce con forma de mano derecha extendida, que dispone de una escritura en su dorso. Es una pieza arqueológica aparecida en un yacimiento de la Edad del Hierro, siglo I a. C., que supone el primer documento escrito en lengua vascónica y además expresado en un signario que es también vascónico, no latino.

Los vascones fueron romanizados y adoptaron el cristianismo, siendo su idioma el principal elemento diferenciador que mantuvieron ante la amenaza de los pueblos invasores. Una de las batallas más recordadas es la de Roncesvalles (siglo VIII ó IX según la fuente), en la que los vascos hicieron frente a los francos, derrotando al ejército de Carlomagno dirigido por Roldán. Pasarás por Roncesvalles en la BD.

Los vascos sobrevivieron al “bocata” de los francos por el norte y musulmanes por el sur, constituyéndose en el siglo IX el Reino de Pamplona. Algunas teorías defienden la existencia de un ducado de Vasconia, a ambos lados del Pirineo, anterior al Reino de Pamplona. Este posteriormente derivó en el Reino de Navarra, que creció hasta que el Reino de Castilla y el de Aragón limitaron su territorio y finalmente lo conquistaron por completo.

Los vascos que dependían de la monarquía española disponían de un alto nivel de autogobierno por medio de sus fueros. Los fueros de los vascos fueron respetados incluso con la llegada de los Borbones al trono español, como agradecimiento por su apoyo en la guerra de secesión frente a los austriacos.

Al norte de la frontera, ya al fin del siglo XVIII, la revolución francesa y su concepto de igualdad hacen que los vascos tengan que regirse como el resto de franceses, perdiendo su autonomía. En el sur las Guerras Carlistas trajeron la pérdida de los fueros de los vascos. Más adelante el sentimiento nacionalista vasco se desarrolló con la fundación de instituciones políticas y deseo de independencia. La I Guerra Mundial y las dictaduras de Primo de Rivera y posteriormente Franco frenaron al nacionalismo vasco. A mediados del siglo XX surgió ETA que mantuvo una lucha armada durante varias décadas.

Y llegamos al siglo XXI, con un mundo globalizado en el que parece que todos tenemos que comportarnos igual. Sin embargo, los vascos, al igual que otros muchos pueblos, sentimos que tenemos nuestras propias características identificativas. Cada cual lo vive de una manera distinta, pero en mi caso el sentimiento de pertenencia al grupo se desarrolló a partir de dos motivos: lengua (euskera) y deporte (pelota vasca).

Si bien cada pueblo puede vivir realidades diferentes, si analizamos los principales problemas para los vascos, creo que son los mismos que para el resto. Estos son algunos de los retos que se destacan a nivel internacional y que creo que a nosotros también nos afectan: cambio climático, migración, armas nucleares-guerras, consecuencias de la inteligencia artificial, problemas éticos de la biotecnología, pandemias e inactividad física.

Todos de ámbito mundial y de difícil solución con el sistema político-administrativo actual basado en países. ¿Y cómo tendríamos que organizarlo? No lo sé, pero en mi opinión las fronteras no creo que ayuden. Imagino un mundo organizado en tres niveles de gobierno:
Mundial: defensor por igual de los derechos de todas las personas y protector del planeta.
Cultural: destinado a preservar las diferentes culturas como riqueza propia de la humanidad.
Local: con gran poder ejecutivo y capacidad de implementar las medidas acordadas por el gobierno mundial y los gobiernos culturales.

Llegados a este punto la mayoría pensaréis que me patina la mandarina y soy un soñador. Quizás, pero siempre nos quedará recurrir a la canción:

You may say I’m a dreamer
But I’m not the only one
I hope someday you’ll join us
And the world will be as one

El trazado de The Great Divide fue diseñado con la condición de no alejarse de la divisoria más de 50 millas. En el caso de la BD, me propuse no alejarme de la frontera más de 15 km y lo cumplí.
La GDMBR y la BD tienen inicio y fin en dos lugares que guardan similitudes en su simbolismo.
LA GDMBR se inicia en Banff, Alberta, Canadá. Allí se sitúa el Parque Nacional Banff, el parque nacional más antiguo de Canadá, establecido en las Montañas Rocosas en 1885. Forma parte del conjunto natural denominado Parques de las Montañas Rocosas Canadienses, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984. Sin duda un bien a preservar.

La GDMBR finaliza en Antelope Wells, Nuevo México, en la frontera entre Estados Unidos y México. La frontera entre Estados Unidos de América y los Estados Unidos Mexicanos tiene el mayor número de “cruces ilegales” del mundo, lo que supone cada año la muerte de un promedio de 250 migrantes. Sin duda, un problema a resolver.

Por su parte, la BD se inicia en la Piedra de San Martín, donde cada año, el 13 de julio se celebra el Tributo de las Tres Vacas, una ceremonia que reúne a los vecinos de los valles de Baretous (Bearne) y de Roncal (Navarra), durante la cual los primeros entregan tres vacas a los segundos. Está considerado el tratado en vigor más antiguo de Europa que data de 1375,​ al parecer, para pacificar las disputas entre pastores roncaleses y baretoneses por el disfrute de los pastos y del agua por parte de sus rebaños.“Pax Avant, Pax Avant, Pax Avant” son las palabras rituales (paz de aquí en adelante). Cada año se renueva la ceremonia del compromiso: los baretoneses pagan tres vacas de dos años a los roncaleses, y disfrutan de los pastos y del agua desde el 10 de julio, durante 28 días. En 2011 el Gobierno de Navarra lo declaró Bien de Interés Cultural Inmaterial. Sin duda un bien a preservar.

La frontera vasca de los Pirineos históricamente fue un punto divisorio de una cultura. Hoy en día sigue siendo una divisoria cultural, pero principalmente entre África y Europa. El final de la BD se sitúa en el puente Avenida, un lugar que ha sido vergüenza de toda Europa y de los valores que dice defender. Se trata de un espacio de paso peatonal que Francia mantuvo cerrado con vallas casi tres años, periodo en el que diez migrantes fallecieron junto al Bidasoa al intentar cruzar la frontera. El puente se abrió tras la entrega de miles de firmas al gobierno francés reclamando su apertura. Sin embargo, los controles policiales en la frontera se mantienen. Sin duda, un problema a resolver.

La salida del Tour de France desde el País Vasco permitió abrir el puente de la vergüenza durante 12 horas. Si el ciclismo abrió esa frontera, la ruta en bici BD se suma a la demanda popular reclamando la desaparición de los controles fronterizos.

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Respecto a la ruta en sí, prácticamente toda es ciclable, excepto dos pequeños tramos que no sumarán más de unos centenares de metros. El primer tramo es tras un puente que se cruza en Irati, en el que en una dura subida tendremos que poner pie a tierra unos pocos metros. La segunda ocasión será al bajar del collado de Elorrieta hacia el Baztan. En función de tu habilidad ciclista, de lo mojado que esté el terreno y del estado de la vegetación que rodea al camino, probablemente tengas que caminar cuesta abajo en alguna ocasión. Aunque su dificultad técnica no es elevada, la BD no me parece una ruta apropiada para ser realizada en familia, arrastrando carritos o similar. En tres cuartos de la misma el suelo está pavimentado, con lo que será fácil avanzar en la mayoría del terreno prácticamente con cualquier bici.

Quizás el tramo que puede hacerse más complejo es la bajada de 8 km a Irati, pues encontraremos bastante piedra suelta que requerirá mantener la atención en el descenso. Una bici de montaña será tu mejor aliada en esos tramos, pero con una gravel con neumático generoso avanzarás con comodidad casi toda la ruta.
Las zonas más altas de la ruta suelen estar nevadas en invierno, por lo que es una estación a evitar. Desde mayo hasta octubre sería el mejor momento para recorrerla, y si buscas tranquilidad evita julio y agosto.

Disfruta del pedaleo y de tu libertad para cruzar fronteras. ¿No debería ser un derecho universal?

Vuelta BTT al valle de Tena

Una ruta de bicicleta de montaña en el Valle de Tena (Pirineo Aragonés), que conecta tres “quiñones” históricos. La ruta es un desafío físico que ofrece una experiencia única en un entorno natural impresionante, ideal para los amantes del ciclismo y la naturaleza. Bicicleta, naturaleza y leyendas.

SUPER QUÑÓN VALLE DE TENA

En la Edad Media, el valle de Tena actuaba como una unidad en lo que a gobierno se refiere, agrupando a sus pueblos en tres quiñones. Cada quiñón tenía competencia en materia de pastos, ganadería, construcción de puentes, caminos, etc. Tendiendo lazos entre ellos y los vecinos valles franceses. Vamos a pedalear por este rincón del Pirineo aragonés, volviendo a unir los tres quiñones a través de una ruta de alta montaña 100% ciclable. Por cierto los quiñones eran el de ‘La Partacua’, el de ‘Panticosa’ y el de ‘Sallent’.

La idea de esta ruta es pedalear por el territorio que en su día abarcaron los tres quiñones del valle, mediante seis puertos de alta montaña y en torno al río Gállego. Aquel río que viene de la Galia (de ahí su nombre) ya que nace en el paso fronterizo del Portalet. Con salida y llegada en Sallent de Gállego, es un recorrido tan bonito como exigente, ya que en 145 kilómetros de ruta, sobrepasas los 5000 metros de desnivel acumulado.

Es un recorrido de contrates. Su aspecto (sobre todo en colores) varía según la época del año en que decidas hacerlo. Pasas del verde de finales de primavera y principios de verano, a los diferentes tonos de amarillo y marrón que te vas a encontrar en otoño. Tiene la peculiaridad que incluso se puede pedalear parte de la ruta en invierno. En tramos de tierra completamente nevados y cuando se dan las condiciones de frio y sol, puedes rodar con tu bici por encima de la nieve (siempre que ésta esté pisada con anterioridad y se haya compactado).

Siguiendo con los contrates, vas a pedalear tanto en zonas boscosas (increíblemente bonitas en otoño) como rodeado de praderas y a cielo abierto. Detalle que vas a notar subiendo cualquiera de los puertos (o puyatas que llamamos por aquí). Conforme vas ganando altura, los frondosos bosques dejarán paso a las amplias praderas pirenaicas donde pastan a sus anchas caballos, vacas, ovejas, cabras e incluso algún que otro burro.

Es muy probable que en altitud también te encuentres marmotas. Las vas a escuchar antes que verlas. Estos roedores, se agrupan en familias y dentro de cada núcleo familiar designan una o varias ‘marmotas centinelas’, que se encargan de avisar de los posibles peligros al grupo, mediante un característico pitido.No son propias del Pirineo, ya que fueron reintroducidas en el entorno desde los Alpes.

Algo más difícil es encontrar sarrios (rebecos), corzos o ciervos, aunque con un poco de suerte lo mismo lo consigues. Mirando hacia arriba (y también con algo de suerte) podrás contemplar al rey de los cielos, que no es otro que el Quebrantahuesos. Por último y como dato curioso, también hay presencia de osos en el Pirineo. Es una especie reintroducida desde Eslovenia, que la mayoría de ejemplares se establecieron en el Pirineo francés. Aunque siempre hay algún ‘curioso’ que cruza la frontera, es muy difícil, por no decir imposible, cruzarse con uno de ellos. El último oso pardo autóctono (se llamaba Camille), se cree que murió en 2010.

Vamos con el paso a paso del recorrido, el cual he decidido dividir en seis partes, tantas como puertos tiene la ruta

IBONCIECHO

todo un clásico de las subidas de tierra en el Pirineo aragonés. Puerto muy constante y sin repechos serios, con pendientes que rondan el 7-8% ideales para ir entrando en calor. El origen de esta pista data de los años 60. Se ‘construyó’ con motivo de las obras de canalización de las aguas desde el embalse de Respomuso y cuentan que llegaron a subir trailers a su cima (cosa que sería digna de ver viendo alguna de sus curvas de herradura). Cima que supera los 2000 metros de altitud al término de la pista. Las vistas aquí arriba son de otro nivel, cualquier foto que veas no le va a hacer justicia. La bajada se hace por el mismo trazado por el que has subido, metiendo un pequeño bucle para pasar por el bonito embalse de La Sarra.

PICO ROYO

Vas a empezar pisando asfalto por la antigua carretera que une Sallent de Gállego con Formigal. Como dato curioso, formigal significa hormiguero en aragonés. Cuenta la leyenda que antiguamente grandes y blancas formigas (hormigas) poblaban su territorio. Al final del valle vivían los dioses Anayet y Arafita, con su preciosa hija Culibillas. Cuando el temido por todos dios Balaitús, creador de tormentas, quiso pretenderla, Culibillas gritó: «A mí las hormigas».

Entonces, estas cubrieron su cuerpo por completo, haciendo que Balaitús huyera asustado. Culibillas se clavó un puñal en el pecho y guardó a todas las hormigas dentro protegiéndolas. Hoy en día es el forau (agujero) de la peña Foratata (agujereada), que es la mole de piedra tan característica que ‘preside’ el valle. Todos los dioses de la leyenda son montañas, que por aquí también decimos que son gigantes dormidos por el perfil que dibujan sus cimas.

Dejando atrás la sección de ‘cosas que no le importan a nadie‘ y tras un enlace (aún de asfalto) por el puerto del Portalet y el parking de Anayet de la estación de Formigal llegas a pisar tierra de nuevo. Subida muy exigente llena de tremendos repechos, donde ganas altura por lo que en invierno son pistas de esquí. Su cima es el punto más alto de la ruta, o ‘la cima Coppi‘ que dicen por Italia. Muy característica la silueta del Midi d’Ossau que verás mirando al norte. Silueta que no es otra cosa que la chimenea de un antiguo volcán, hoy en día inactivo. ¡La de cosas que vas a aprender pedaleando en este sitio!

LA PARTACUA

Si la subida a Ibonciecho era un clásico, la Partacua es un clasicazo en lo que a puertos de tierra se refiere. Se le llama ‘Partacua’ a toda la sierra que te queda a la izquierda durante el ascenso. Conjunto agreste de piedra en el que destacan los picos de ‘Peña Telera’ y ‘Peña Retona’, que junto con las praderas verdes de su base, hacen que reciban el nombre de ‘Pequeños Dolomitas‘. Si algo nos gusta a nosotros es comparar cosas. Puerto tirando a largo pero muy poco exigente en el que no te queda otra que disfrutar del entorno, porque es un espectáculo. Vas a pasar por los Ibones de Las Paules o Tramacastilla (en la subida) y Piedrafita (en la bajada y tras un pequeño y obligado desvío).

No sé si lo sabes (seguro que sí), pero en aragonés se le denomina ‘ibón’ a un lago de alta montaña. Todo este tramo del recorrido se hace rodeando el bosque del Betato. En aragonés, ‘betato’ viene a decir ‘prohibido’. Cuenta la leyenda que está encantado y habitado por duendes y brujas, que era el lugar donde celebraban sus aquelarres. Rincón habitado también por abedules, pinos, y sobre todo hayas, que en otoño cogen unos colores espectaculares.

IBÓN DE LOS ASNOS

Tras un primer tramo de asfalto y pasando por la presa del embalse de Búbal, llegas a Hoz de Jaca. Lo mismo te suena el nombre del pueblo (que también es puerto en caso de ir en bici de carretera) de la marcha cicloturista ‘Quebrantahuesos’, aunque aquí lo escalamos en sentido contrario. Dejando atrás el pueblo y pisando tierra, vas a coronar el cuarto puerto de la ruta, todo un ‘Hors Categorie‘. Eso sí, más que tierra parecía una alfombra o un camino enmoquetado, ya que está en perfecto estado (no quería hacer que rimara pero me ha quedado así).

El ibón de los Asnos hay que sudarlo, pero merece la pena cada gota que has visto caer del casco. Es uno de esos rincones en los que te sientas y nunca ves el momento de levantarte. En parte porque estás a más de 2000 metros de altitud y llevas más de 3500 metros de desnivel acumulado, y en parte porque el sitio es una auténtica maravilla.

RINCÓN DEL VERDE

Previo paso por el municipio de Panticosa encaras la penúltima subida del recorrido. Se puede dividir en tres partes en lo que a dificultad física se refiere. Una primera parte muy exigente, una parte central llevadera (con incluso alguna bajada) y un final que se sale de todas las tablas. Un fuera de categoría en dureza y un ‘súper fuera de categoría’ en belleza. El valle de la Ripera es de lo más bonito que se puede hacer sobre una bicicleta en todo el Pirineo. Sobran las palabras, tienes que verlo.

Cuando hayas coronado la subida, entenderás el porqué del nombre del puerto. Verde es un rato. Por volver con la sección de ‘cosas que no le importan a nadie’, la tremenda pared de piedra que te envuelve durante la parte final de la ascensión es de las más altas de todo el Pirineo. ¡La sierra de Tendeñera da para mucho! Tras bajar deshaciendo el camino, afrontas la última dificultad montañosa del recorrido.

IBÓN DE PORTET

El Angliru del valle de Tena (ves como nos gusta comparar). Uno de los puertos BTT/gravel más duros de todo el Pirineo. Y eso que tiene poco más de siete kilómetros, pero casi cinco de ellos son al 14% de pendiente media. ¡Telita la subida que nos dejamos para el final! También te digo que es el mirador más bonito al que se puede acceder pedaleando de toda la zona. Ya de bajada y con todo ‘lo malo’ pasado, llegas al pueblo de Lanuza. ¿Qué me dices del paisaje que tienes ante tus ojos? ‘La pequeña Suiza‘ (¿te había dicho que nos gusta mucho comparar?). Pequeño tramo de llaneo y fin de ruta. Vuelves a Sallent de Gállego. La casa del ‘Gigante’ (2,29 dicen que medía Fermín Arrudi). Tan grande como la ruta que acabas de realizar.

Puedes descargarte el track en Wikiloc.