BASQUE DIVIDE

Mikel Bringas cuenta cómo se inspiró en la Great Divide Mountain Bike Route (GDMBR) para crear la Basque Divide (BD). La BD busca no solo disfrutar del ciclismo, sino también reflexionar sobre las fronteras y la historia cultural del País Vasco.

Desde joven viajo en bici y una de las rutas más bellas que he recorrido es la Great Divide Mountain Bike Route (GDMBR). Se presenta como la ruta ciclista fuera de asfalto más larga del mundo. A lo largo de sus 4.339 km asciende 45.618 m de desnivel positivo (¡siete veces el Everest!), por todo tipo de pistas y caminos. En todas esas horas de pedaleo hay mucho tiempo para pensar y crear nuevas ideas. En mi caso fue el origen de la ruta que presento: la Basque Divide (BD).

Conforme avanzaba por la GDMBR me decían mi familia y amigos. “¡Menuda ruta dura que estás haciendo!”. Mi ego se desvaneció al llegar a la frontera con México. Allí encontré familias con niños muy pequeños, personas discapacitadas, ancianos, embarazadas, que habían recorrido muchos más kilómetros que yo, y no precisamente en una cómoda bicicleta, jugándose la vida en muchos casos. En ese momento la mayoría venían desde Venezuela, con la esperanza de rehacer su vida.

En mi última etapa avancé paralelo a la frontera dirigiéndome al aeropuerto de El Paso, desde donde volé relajadamente hasta casa, cruzando fronteras simplemente sellando mi pasaporte. En esa última etapa recorrí 125 km con duro viento en contra, con un paisaje desértico al norte y la presencia de un muro al sur. El viento dificultaba el avance de mis vacaciones, el muro impedía el paso de miles de personas que intentaban sobrevivir.

La GDMBR toma como referencia una divisoria de agua; la Basque Divide (BD) alude a una divisoria de cultura. Los Pirineos son un accidente geográfico que ha contribuido en la división político-administrativa de la cultura que históricamente se ubicó entre los ríos Ebro y Garona.

Decía John Lenon en su bella canción:

Imagine there’s no countries
It isn’t hard to do
Nothing to kill or die for
And no religion, too

Religiones y fronteras han sido fuente de innumerables conflictos a lo largo de la historia. La BD es una propuesta para disfrutar del ciclismo y de paso incitar a la reflexión sobre las fronteras. Miremos hacia atrás y repasemos rápidamente qué ha ocurrido en el territorio vasco.

Se data en el siglo IV la primera mención de Vasconia; los romanos nos cuentan la existencia de las tribus de los vascones que compartían una misma lengua a ambos lados del Pirineo. Sin embargo, recientemente se ha encontrado un hallazgo de gran valor: la mano de Irulegi. Se trata de una lámina de bronce con forma de mano derecha extendida, que dispone de una escritura en su dorso. Es una pieza arqueológica aparecida en un yacimiento de la Edad del Hierro, siglo I a. C., que supone el primer documento escrito en lengua vascónica y además expresado en un signario que es también vascónico, no latino.

Los vascones fueron romanizados y adoptaron el cristianismo, siendo su idioma el principal elemento diferenciador que mantuvieron ante la amenaza de los pueblos invasores. Una de las batallas más recordadas es la de Roncesvalles (siglo VIII ó IX según la fuente), en la que los vascos hicieron frente a los francos, derrotando al ejército de Carlomagno dirigido por Roldán. Pasarás por Roncesvalles en la BD.

Los vascos sobrevivieron al “bocata” de los francos por el norte y musulmanes por el sur, constituyéndose en el siglo IX el Reino de Pamplona. Algunas teorías defienden la existencia de un ducado de Vasconia, a ambos lados del Pirineo, anterior al Reino de Pamplona. Este posteriormente derivó en el Reino de Navarra, que creció hasta que el Reino de Castilla y el de Aragón limitaron su territorio y finalmente lo conquistaron por completo.

Los vascos que dependían de la monarquía española disponían de un alto nivel de autogobierno por medio de sus fueros. Los fueros de los vascos fueron respetados incluso con la llegada de los Borbones al trono español, como agradecimiento por su apoyo en la guerra de secesión frente a los austriacos.

Al norte de la frontera, ya al fin del siglo XVIII, la revolución francesa y su concepto de igualdad hacen que los vascos tengan que regirse como el resto de franceses, perdiendo su autonomía. En el sur las Guerras Carlistas trajeron la pérdida de los fueros de los vascos. Más adelante el sentimiento nacionalista vasco se desarrolló con la fundación de instituciones políticas y deseo de independencia. La I Guerra Mundial y las dictaduras de Primo de Rivera y posteriormente Franco frenaron al nacionalismo vasco. A mediados del siglo XX surgió ETA que mantuvo una lucha armada durante varias décadas.

Y llegamos al siglo XXI, con un mundo globalizado en el que parece que todos tenemos que comportarnos igual. Sin embargo, los vascos, al igual que otros muchos pueblos, sentimos que tenemos nuestras propias características identificativas. Cada cual lo vive de una manera distinta, pero en mi caso el sentimiento de pertenencia al grupo se desarrolló a partir de dos motivos: lengua (euskera) y deporte (pelota vasca).

Si bien cada pueblo puede vivir realidades diferentes, si analizamos los principales problemas para los vascos, creo que son los mismos que para el resto. Estos son algunos de los retos que se destacan a nivel internacional y que creo que a nosotros también nos afectan: cambio climático, migración, armas nucleares-guerras, consecuencias de la inteligencia artificial, problemas éticos de la biotecnología, pandemias e inactividad física.

Todos de ámbito mundial y de difícil solución con el sistema político-administrativo actual basado en países. ¿Y cómo tendríamos que organizarlo? No lo sé, pero en mi opinión las fronteras no creo que ayuden. Imagino un mundo organizado en tres niveles de gobierno:
Mundial: defensor por igual de los derechos de todas las personas y protector del planeta.
Cultural: destinado a preservar las diferentes culturas como riqueza propia de la humanidad.
Local: con gran poder ejecutivo y capacidad de implementar las medidas acordadas por el gobierno mundial y los gobiernos culturales.

Llegados a este punto la mayoría pensaréis que me patina la mandarina y soy un soñador. Quizás, pero siempre nos quedará recurrir a la canción:

You may say I’m a dreamer
But I’m not the only one
I hope someday you’ll join us
And the world will be as one

El trazado de The Great Divide fue diseñado con la condición de no alejarse de la divisoria más de 50 millas. En el caso de la BD, me propuse no alejarme de la frontera más de 15 km y lo cumplí.
La GDMBR y la BD tienen inicio y fin en dos lugares que guardan similitudes en su simbolismo.
LA GDMBR se inicia en Banff, Alberta, Canadá. Allí se sitúa el Parque Nacional Banff, el parque nacional más antiguo de Canadá, establecido en las Montañas Rocosas en 1885. Forma parte del conjunto natural denominado Parques de las Montañas Rocosas Canadienses, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984. Sin duda un bien a preservar.

La GDMBR finaliza en Antelope Wells, Nuevo México, en la frontera entre Estados Unidos y México. La frontera entre Estados Unidos de América y los Estados Unidos Mexicanos tiene el mayor número de “cruces ilegales” del mundo, lo que supone cada año la muerte de un promedio de 250 migrantes. Sin duda, un problema a resolver.

Por su parte, la BD se inicia en la Piedra de San Martín, donde cada año, el 13 de julio se celebra el Tributo de las Tres Vacas, una ceremonia que reúne a los vecinos de los valles de Baretous (Bearne) y de Roncal (Navarra), durante la cual los primeros entregan tres vacas a los segundos. Está considerado el tratado en vigor más antiguo de Europa que data de 1375,​ al parecer, para pacificar las disputas entre pastores roncaleses y baretoneses por el disfrute de los pastos y del agua por parte de sus rebaños.“Pax Avant, Pax Avant, Pax Avant” son las palabras rituales (paz de aquí en adelante). Cada año se renueva la ceremonia del compromiso: los baretoneses pagan tres vacas de dos años a los roncaleses, y disfrutan de los pastos y del agua desde el 10 de julio, durante 28 días. En 2011 el Gobierno de Navarra lo declaró Bien de Interés Cultural Inmaterial. Sin duda un bien a preservar.

La frontera vasca de los Pirineos históricamente fue un punto divisorio de una cultura. Hoy en día sigue siendo una divisoria cultural, pero principalmente entre África y Europa. El final de la BD se sitúa en el puente Avenida, un lugar que ha sido vergüenza de toda Europa y de los valores que dice defender. Se trata de un espacio de paso peatonal que Francia mantuvo cerrado con vallas casi tres años, periodo en el que diez migrantes fallecieron junto al Bidasoa al intentar cruzar la frontera. El puente se abrió tras la entrega de miles de firmas al gobierno francés reclamando su apertura. Sin embargo, los controles policiales en la frontera se mantienen. Sin duda, un problema a resolver.

La salida del Tour de France desde el País Vasco permitió abrir el puente de la vergüenza durante 12 horas. Si el ciclismo abrió esa frontera, la ruta en bici BD se suma a la demanda popular reclamando la desaparición de los controles fronterizos.

Powered by Wikiloc

Respecto a la ruta en sí, prácticamente toda es ciclable, excepto dos pequeños tramos que no sumarán más de unos centenares de metros. El primer tramo es tras un puente que se cruza en Irati, en el que en una dura subida tendremos que poner pie a tierra unos pocos metros. La segunda ocasión será al bajar del collado de Elorrieta hacia el Baztan. En función de tu habilidad ciclista, de lo mojado que esté el terreno y del estado de la vegetación que rodea al camino, probablemente tengas que caminar cuesta abajo en alguna ocasión. Aunque su dificultad técnica no es elevada, la BD no me parece una ruta apropiada para ser realizada en familia, arrastrando carritos o similar. En tres cuartos de la misma el suelo está pavimentado, con lo que será fácil avanzar en la mayoría del terreno prácticamente con cualquier bici.

Quizás el tramo que puede hacerse más complejo es la bajada de 8 km a Irati, pues encontraremos bastante piedra suelta que requerirá mantener la atención en el descenso. Una bici de montaña será tu mejor aliada en esos tramos, pero con una gravel con neumático generoso avanzarás con comodidad casi toda la ruta.
Las zonas más altas de la ruta suelen estar nevadas en invierno, por lo que es una estación a evitar. Desde mayo hasta octubre sería el mejor momento para recorrerla, y si buscas tranquilidad evita julio y agosto.

Disfruta del pedaleo y de tu libertad para cruzar fronteras. ¿No debería ser un derecho universal?

SALAM ALEIKUM, TÉ CON DÁTILES

Recorrer en bicicleta las majestuosas montañas del Atlas durante 7 días y 7 noches. Entre pueblos inhóspitos, té con dátiles y la calidez de sus gentes, en este artículo Ana R.F. nos invita a reflexionar sobre la vida, la fe y la conexión entre mundos. Un viaje de contrastes, emociones y aprendizaje en el corazón de Marruecos.

Hacía años que uno de nuestros deseos, antes de conocernos Borja y yo, era pedalear por las montañas del Atlas y a veces lo que creas en tu mente se crea en la realidad. Así voy a contar mi humilde experiencia durante 7 días y 7 noches, con el comienzo del Ramadán en Marrakech y pedaleando los pueblos inhóspitos a las faldas de las majestuosas montañas del Atlas.

Creo que Salam Aleikum es la palabra que más he repetido en estos 7 días, así la pongo de título como comienzo de esta historia. Comienzo tiene que ver con la interacción entre ambas partes, ambos mundos, teniendo en cuenta que un mundo puede ser desde una persona, un territorio o un animal hasta una emoción, y que lo más *baraka para empatizar con el mundo es la comunicación.

*baraka=valioso

Comenzamos nuestra ruta en bici cuando quedamos con Mohamed, un conocido de Borja por las carreras de ultraciclismo, en la misma plaza Jemaa el Fna. Tan majo que nos subió en coche hasta la cima de nuestro primer puerto, no nos daba tiempo hacer la ruta circular sin su ayuda con los días que teníamos. El día de antes habíamos alquilado las bicis en una tienda de la ciudad Atlas Sport Bike Shop. Unos chichos muy majos y ¡las bicis una maravilla! Adelanto que ¡no nos fallaron en todo el viaje!

                1º Etapa – Contraste – 66,71 km +720 m

Llegando a la cima del puerto Tizi n’Tichka, desde el coche veíamos que comenzaba a lloviznar, agua nieve y ventolera. Salimos del coche poniéndonos toda la ropa de lluvia, montamos las bicis y bajamos despidiéndonos a lo lejos de Mohamed. Al ratito, al pasar ese valle, ya salía el sol y seguimos pedaleando. Ahí ya todo era diferente a Marrakech, los pueblos eran pequeños, silenciosos y había poca gente. Borja y yo nos mantuvimos observadoras, silenciosas también y un poco serias, por lo menos yo. Después de unas 4 horas pedaleando paramos a admirar el paisaje y se me cayeron unas lágrimas. Estaba muy conmovida y sobrecogida por todo lo que veía. Aldeas muy aisladas, con casas de adobe, muchas en ruinas, poca gente, algunos niños, adultos contemplativos, poca vegetación…

– ¿Cómo vive esta gente? ¿Dónde cogen agua? ¿Cómo les recoge la ambulancia si les pasa algo? ¿A qué hora pasa el autobús del cole? ¿Qué hacen en su tiempo libre? Todas estas preguntas y más se me pasaban por mi cabeza de europea con una vida organizada y una cultura vinculada a la productividad o tener que estar siempre haciendo algo. Después de hablarlo con Borja y soltarlo, entendí mejor lo que me estaba pasando, entendí que formaba parte de mi viaje y calmé esas emociones. Al rato llegamos a un pueblito donde nos encontramos el Aubergue Achaoud estupendo y con mucho color, era muy acogedor. Pasamos y el señor que lo cuidaba nos metió en la cocina para ofrecernos todo lo que tenía. Este momento me ayudó un poco a entender más sobre esos pueblos. Nos cargamos de energía con Harira, mi sopa favorita, tortilla bereber deliciosa y un cous-cous con verduras riquísimo. Cómo no, un té.

Seguimos nuestro camino por el precioso Valle de Ounila hasta acabar, antes de que el sol se escondiera, en el pueblo de Ait Ben Hadu. Asombrada por el movimiento que había y bastante turismo a diferencia de los anteriores. Era un lugar donde desde hace años grababan películas. Había muchos albergues, nos alojamos en La Baraka, lo gestionan unos chicos, las mujeres limpian y hacen la comida. Nos dieron el té de bienvenida con unos snacks ricos con sabor a anís. Después de una ducha caliente y una vuelta por el pueblo, nos cocinaron una sopa y tajin con albóndigas en salsa de tomate riquísima.

                 2º Etapa – La FE- 105 km +1.515

Eran sobre las 7h y me desperté con el sonido del canto de oraciones del Corán. Lo hacen desde los altavoces que tienen en lo alto de todas las mezquitas durante al menos 5 veces al día. Descansamos muy bien y nos pusieron de desayunar pan con miel, dátiles, tortilla, café y zumo de naranja, con ese desayuno podíamos afrontar los kilómetros que nos pusieran por delante. Salimos a pedalear antes de las 9h y hacía muy buena temperatura, durante todo el viaje han sido como 16ºC de media, estupendos para pedalear. Teníamos muchos km por delante, los paisajes seguían siendo abrumadores de inhóspitos, cuerdas de montañas que no acababan. Nos encontramos con manadas de perros muy mansos y a simple vista bien cuidados. En todo lugar aparecen perritos, gallinas y gatos.

Llegamos a Anzal, un pueblito a mitad de kilómetros de la ruta del día, en mitad del valle regado por el Asif Tidili, y pensábamos tomar un café. Parecían todos los lugares para tomar algo como cerrados, entendemos que por el Ramadán. El pescado y el pan llegan en furgoneta. Dimos una vuelta para indagar y un señor en bici nos saludó en italiano. Mohamed, muy majo, nos invitó a su casa a tomar un café, pastas y dátiles, cómo no. Allí estaba su compañera Jose, una mujer de origen Suizo y viajera, habían decidido hacerse una casa, vivir juntas la jubilación allí y montar un futuro Air B&B (mohamedaitameur17@gmail.com). Después de coger fuerza seguimos pedaleando y en una parada al salir de Anzal un hombre en una bici roja plegable clásica de 20″ se acercó curioso por saber quienes éramos. Sabía hablar un poco de español, inglés, y francés. Muy majo, se movía en bici para comprar lo que necesitaba en otros pueblos. Kilómetros más adelante cogimos una carretera guapísima pero que parecía desabrigada. Una recta que parecía infinita adentrándose en otro valle comenzando por el lago Tagheddoute. En esta carretera en muy buen estado, aunque no estaba pintada, descubríamos pueblos fascinantes. Parecían perdidos, pero siempre aparecía alguien contemplando, en moto, algún coche, furgonetas llenas de personas y cosas y niños y niñas que salían a la carretera a saludarnos. En todos los pueblos hay una mezquita con una torre bien alta, para encontrarla fácil y que no se olvide dónde está el centro. Que pase lo que pase, lo importante es rezar y creer en que alguien te escucha. Durante el día en ruta comemos barritas de frutos secos con miel envueltas en film que venden muy baratas en los puestos ambulantes.

Antes de anochecer, yo un poco cansada, llegamos a nuestro destino del día, Assais. Nos alojamos en un albergue un poco difícil de diferenciar del resto de casas porque no tenía carteles, pero nos abrió la puerta Yassir, un chico de allí buen anfitrión, un buen sirviente como él se definía. Nos hizo la cena mientras hablaba por teléfono con su novia, un tajín con pollo y verduras y como no té con dátiles. Esa noche fue de mucho mucho viento; daba las gracias por tener un sitio donde dormir cobijados y con mantas.

                 3º Etapa – El “Desarrollo” – 112 km +700 m

Nos despertamos y Yassir había preparado un desayudo para nosotros, té con dátiles, quesitos y pan con miel. Después nos despedimos y seguimos nuestra ruta. No dejamos de maravillarnos de esos paisajes y puertos llenos de montañas. Había señales en tres alfabetos diferentes, árabe, amazigh y latino. A veces el color naranja de la tierra me generaba inquietud y preocupación. A veces cuando veía pueblos donde corría un pequeño río que a su vereda tenía palmeras, arbustos y se escuchaban pájaros me devolvía sosiego.

Creo que el burro es el animal que más les ayuda, hemos visto muchos, también muchos pastores con rebaños de cabras y ovejas, de ahí que un alimento principal local es la leche y la mantequilla. También era un valle donde debido a su altitud e imagino las cualidades de la tierra se trabajaba el azafrán. Llegando a la mitad de los kilómetros del día salimos de esa carretera mágica para volver a una nacional. Ahí pasamos por varios pueblos más grandes uno de ellos Taliouine. En todos, grandes o pequeños, siempre había un taller mecánico y una tiendecita donde comprar algo de comer y agua. A lo largo de la misma pasamos por muchas empresas de azulejos, donde trabajaban la madera, soldadores, cementeras, yesaires… Hemos visto muchas escuelas a lo largo del viaje, unas más grandes que otras. Siempre llenas de niños y niñas y adolescentes. Muchas se mueven en bici porque queda lejos de su casa. Los coles que están a muchos kilómetros hacen de internado para algunas y así no tener que hacer viajes tan largos a diario.

Llegamos a Oulad Berhil, un pueblo que parecía grande, lleno de movimiento a las 17h, como si de una feria se tratara. Aquí me sentí un poco incómoda, aparte de que se ven pocas mujeres, extranjeros tampoco. Nos alojamos en un hostal típico de allí donde se alojan familias marroquíes, muy a gusto y donde también nos hicieron un tajín con pollo y verduras muy sabroso para cenar y, cómo no, té con menta.

                 4º Etapa – Desastre: del latín des “desafortunado” y astre “astro”, “estrella” – 71 km + 480 m

Nos levantamos, organizamos todo el bikepacking y nos dispusimos a buscar un transporte que nos llevara a la cima del Tizi N´test. De nuevo, sin la ayuda de otro transporte, no podíamos acabar la ruta en los días previstos. Fue muy fácil, negociamos con Mohamed, un taxista local que nos subió por 300 DH.

Durante el camino, los tres sostuvimos un silencio duro y un tanto incómodo entre la dificultad para comunicarnos y lo devastador que era ver cómo estaban las comunidades que habían sobrevivido al terremoto que sufrieron en 2023.  Se hizo más desolador por ser una mañana de niebla y lluvia, pero al llegar a la cima había una especie de refugio con dos hombres muy majos que entre sonrisas y un fueguito que tenían encendido me devolvieron las ganas y la ilusión por el sentido del viaje. Pedimos unos cafés y una omelette bereber para pasar la espera a ver si la niebla se esfumaba, mientras nos ayudaron a ponernos film en las botas para que no se calaran nuestros pies. Salimos del carismático refugio y el sol nos acompañó durante la bajada. Preciosa. Sin palabras. A mitad de camino volvimos a ver los pueblos trabajando por recuperar sus casas e imagino que su modo de vida. Durante kilómetros, mucha gente trabajando en recuperar las carreteras, muchos escombros, derribos y maquinaria pesada. Pudimos parar en una zona donde había una especie de mercado improvisado a comprar una especie de focaccias con verduras, tortas de aceite y pan de maíz.

La última media hora antes de llegar a la localidad de Ouirgane, donde había un lago grandísimo y montañas cercanas, se puso a diluviar. Nos alojamos en un albergue estupendo, aquí no hubo té con dátiles, pero nos cuidaron dejándonos una manguera para limpiar toda nuestra ropa y bicis del barro rojo, con el confort de la habitación y con una cena riquísima, esta vez con rodajas de naranja con canela como postre.

                5º Etapa – Negociar – 63 km +500 m

Nuestro último día, compartimos desayuno con una pareja alemana muy viajera y nos despedimos del padre de familia y regente de la casa. Le pregunté cómo vivía la gente después del terremoto y me dijo que había sido un suceso positivo. Que el gobierno ahora se hace más cargo de esas poblaciones cuando antes no lo hacía.

Cogimos carretera subiendo de nuevo dos puertos preciosos con las montañas nevadas cada vez más lejos hasta llegar a un pueblo donde nada más parar ya me querían vender pulseras. Casi se las compro, aunque no me gustaban, menos mal que Borja me ayudó a salir de ese negocio y la verdad que los hombres muy majos se despidieron con amabilidad. Les gusta interactuar y el negocio, pero si finalmente hay buena intención por ambas partes todo queda en consonancia.

Fue bonito pedalear largos kilómetros en línea recta, hacia abajo y hacia nuestro destino con las emociones a flor de piel y con ganas de tomar un zumo de frutas en la plaza de Marrakech, comprar un suvenir, quedar de nuevo con nuestro amigo Mohamed para compartir la experiencia, volver a darle las gracias y tomar un té con menta.

Así fue.

Gracias a Borja por su alma bereber y espíritu aventurero. Por hacerlo fácil, bonito y real.

La ruta que hicimos la podéis encontrar en este enlace

Un viaje es como la piel, hay un antes y un después ya pase por una herida o una caricia.
Hay verdades y cuentos, pero la verdad es que,
los conocidos se vuelven amigos
y que por mucho que te cuenten historias, vivirlas es otra historia.
Que cada persona tiene una manera de mirar al mundo
y que la migración es un fenómeno complejo y duro.
Que los budistas estudian la mente,
que los bereberes contemplan el paisaje y que muchos cristianos estamos hartos de la religión.
Que las mujeres son admirables y más a las que viajan solas.
Que la naturaleza es la mayor obra de arte hecha por Diosas.
Que las mezquitas y las iglesias se asemejan mucho. Y que los pueblos de Teruel o La Mancha podrían ser un pueblo amazigh.
Que sería perfecto no querer llevar la razón porque llevarla no sirve para nada.
Que reflexionar es interesante y necesario.
Que la fe es un concepto empírico y místico a la vez.
Que el silencio debería de estar más presente en todas las culturas.
Y que la suerte tiene que ver con los privilegios.
Que los países que pensamos que están menos desarrollados son más ecológicos que la ecología de moda en Europa.
Que a nivel energético y simbólico que millones de personas hagan algo a la vez es muy poderoso.
Que sigue habiendo mujeres y hombres libres.
Que la hospitalidad y la confianza no tienen precio.
Que deberíamos de agradecer, valorar y sonreír más a menudo.

Vuelta BTT al valle de Tena

Una ruta de bicicleta de montaña en el Valle de Tena (Pirineo Aragonés), que conecta tres “quiñones” históricos. La ruta es un desafío físico que ofrece una experiencia única en un entorno natural impresionante, ideal para los amantes del ciclismo y la naturaleza. Bicicleta, naturaleza y leyendas.

SUPER QUÑÓN VALLE DE TENA

En la Edad Media, el valle de Tena actuaba como una unidad en lo que a gobierno se refiere, agrupando a sus pueblos en tres quiñones. Cada quiñón tenía competencia en materia de pastos, ganadería, construcción de puentes, caminos, etc. Tendiendo lazos entre ellos y los vecinos valles franceses. Vamos a pedalear por este rincón del Pirineo aragonés, volviendo a unir los tres quiñones a través de una ruta de alta montaña 100% ciclable. Por cierto los quiñones eran el de ‘La Partacua’, el de ‘Panticosa’ y el de ‘Sallent’.

La idea de esta ruta es pedalear por el territorio que en su día abarcaron los tres quiñones del valle, mediante seis puertos de alta montaña y en torno al río Gállego. Aquel río que viene de la Galia (de ahí su nombre) ya que nace en el paso fronterizo del Portalet. Con salida y llegada en Sallent de Gállego, es un recorrido tan bonito como exigente, ya que en 145 kilómetros de ruta, sobrepasas los 5000 metros de desnivel acumulado.

Es un recorrido de contrates. Su aspecto (sobre todo en colores) varía según la época del año en que decidas hacerlo. Pasas del verde de finales de primavera y principios de verano, a los diferentes tonos de amarillo y marrón que te vas a encontrar en otoño. Tiene la peculiaridad que incluso se puede pedalear parte de la ruta en invierno. En tramos de tierra completamente nevados y cuando se dan las condiciones de frio y sol, puedes rodar con tu bici por encima de la nieve (siempre que ésta esté pisada con anterioridad y se haya compactado).

Siguiendo con los contrates, vas a pedalear tanto en zonas boscosas (increíblemente bonitas en otoño) como rodeado de praderas y a cielo abierto. Detalle que vas a notar subiendo cualquiera de los puertos (o puyatas que llamamos por aquí). Conforme vas ganando altura, los frondosos bosques dejarán paso a las amplias praderas pirenaicas donde pastan a sus anchas caballos, vacas, ovejas, cabras e incluso algún que otro burro.

Es muy probable que en altitud también te encuentres marmotas. Las vas a escuchar antes que verlas. Estos roedores, se agrupan en familias y dentro de cada núcleo familiar designan una o varias ‘marmotas centinelas’, que se encargan de avisar de los posibles peligros al grupo, mediante un característico pitido.No son propias del Pirineo, ya que fueron reintroducidas en el entorno desde los Alpes.

Algo más difícil es encontrar sarrios (rebecos), corzos o ciervos, aunque con un poco de suerte lo mismo lo consigues. Mirando hacia arriba (y también con algo de suerte) podrás contemplar al rey de los cielos, que no es otro que el Quebrantahuesos. Por último y como dato curioso, también hay presencia de osos en el Pirineo. Es una especie reintroducida desde Eslovenia, que la mayoría de ejemplares se establecieron en el Pirineo francés. Aunque siempre hay algún ‘curioso’ que cruza la frontera, es muy difícil, por no decir imposible, cruzarse con uno de ellos. El último oso pardo autóctono (se llamaba Camille), se cree que murió en 2010.

Vamos con el paso a paso del recorrido, el cual he decidido dividir en seis partes, tantas como puertos tiene la ruta

IBONCIECHO

todo un clásico de las subidas de tierra en el Pirineo aragonés. Puerto muy constante y sin repechos serios, con pendientes que rondan el 7-8% ideales para ir entrando en calor. El origen de esta pista data de los años 60. Se ‘construyó’ con motivo de las obras de canalización de las aguas desde el embalse de Respomuso y cuentan que llegaron a subir trailers a su cima (cosa que sería digna de ver viendo alguna de sus curvas de herradura). Cima que supera los 2000 metros de altitud al término de la pista. Las vistas aquí arriba son de otro nivel, cualquier foto que veas no le va a hacer justicia. La bajada se hace por el mismo trazado por el que has subido, metiendo un pequeño bucle para pasar por el bonito embalse de La Sarra.

PICO ROYO

Vas a empezar pisando asfalto por la antigua carretera que une Sallent de Gállego con Formigal. Como dato curioso, formigal significa hormiguero en aragonés. Cuenta la leyenda que antiguamente grandes y blancas formigas (hormigas) poblaban su territorio. Al final del valle vivían los dioses Anayet y Arafita, con su preciosa hija Culibillas. Cuando el temido por todos dios Balaitús, creador de tormentas, quiso pretenderla, Culibillas gritó: «A mí las hormigas».

Entonces, estas cubrieron su cuerpo por completo, haciendo que Balaitús huyera asustado. Culibillas se clavó un puñal en el pecho y guardó a todas las hormigas dentro protegiéndolas. Hoy en día es el forau (agujero) de la peña Foratata (agujereada), que es la mole de piedra tan característica que ‘preside’ el valle. Todos los dioses de la leyenda son montañas, que por aquí también decimos que son gigantes dormidos por el perfil que dibujan sus cimas.

Dejando atrás la sección de ‘cosas que no le importan a nadie‘ y tras un enlace (aún de asfalto) por el puerto del Portalet y el parking de Anayet de la estación de Formigal llegas a pisar tierra de nuevo. Subida muy exigente llena de tremendos repechos, donde ganas altura por lo que en invierno son pistas de esquí. Su cima es el punto más alto de la ruta, o ‘la cima Coppi‘ que dicen por Italia. Muy característica la silueta del Midi d’Ossau que verás mirando al norte. Silueta que no es otra cosa que la chimenea de un antiguo volcán, hoy en día inactivo. ¡La de cosas que vas a aprender pedaleando en este sitio!

LA PARTACUA

Si la subida a Ibonciecho era un clásico, la Partacua es un clasicazo en lo que a puertos de tierra se refiere. Se le llama ‘Partacua’ a toda la sierra que te queda a la izquierda durante el ascenso. Conjunto agreste de piedra en el que destacan los picos de ‘Peña Telera’ y ‘Peña Retona’, que junto con las praderas verdes de su base, hacen que reciban el nombre de ‘Pequeños Dolomitas‘. Si algo nos gusta a nosotros es comparar cosas. Puerto tirando a largo pero muy poco exigente en el que no te queda otra que disfrutar del entorno, porque es un espectáculo. Vas a pasar por los Ibones de Las Paules o Tramacastilla (en la subida) y Piedrafita (en la bajada y tras un pequeño y obligado desvío).

No sé si lo sabes (seguro que sí), pero en aragonés se le denomina ‘ibón’ a un lago de alta montaña. Todo este tramo del recorrido se hace rodeando el bosque del Betato. En aragonés, ‘betato’ viene a decir ‘prohibido’. Cuenta la leyenda que está encantado y habitado por duendes y brujas, que era el lugar donde celebraban sus aquelarres. Rincón habitado también por abedules, pinos, y sobre todo hayas, que en otoño cogen unos colores espectaculares.

IBÓN DE LOS ASNOS

Tras un primer tramo de asfalto y pasando por la presa del embalse de Búbal, llegas a Hoz de Jaca. Lo mismo te suena el nombre del pueblo (que también es puerto en caso de ir en bici de carretera) de la marcha cicloturista ‘Quebrantahuesos’, aunque aquí lo escalamos en sentido contrario. Dejando atrás el pueblo y pisando tierra, vas a coronar el cuarto puerto de la ruta, todo un ‘Hors Categorie‘. Eso sí, más que tierra parecía una alfombra o un camino enmoquetado, ya que está en perfecto estado (no quería hacer que rimara pero me ha quedado así).

El ibón de los Asnos hay que sudarlo, pero merece la pena cada gota que has visto caer del casco. Es uno de esos rincones en los que te sientas y nunca ves el momento de levantarte. En parte porque estás a más de 2000 metros de altitud y llevas más de 3500 metros de desnivel acumulado, y en parte porque el sitio es una auténtica maravilla.

RINCÓN DEL VERDE

Previo paso por el municipio de Panticosa encaras la penúltima subida del recorrido. Se puede dividir en tres partes en lo que a dificultad física se refiere. Una primera parte muy exigente, una parte central llevadera (con incluso alguna bajada) y un final que se sale de todas las tablas. Un fuera de categoría en dureza y un ‘súper fuera de categoría’ en belleza. El valle de la Ripera es de lo más bonito que se puede hacer sobre una bicicleta en todo el Pirineo. Sobran las palabras, tienes que verlo.

Cuando hayas coronado la subida, entenderás el porqué del nombre del puerto. Verde es un rato. Por volver con la sección de ‘cosas que no le importan a nadie’, la tremenda pared de piedra que te envuelve durante la parte final de la ascensión es de las más altas de todo el Pirineo. ¡La sierra de Tendeñera da para mucho! Tras bajar deshaciendo el camino, afrontas la última dificultad montañosa del recorrido.

IBÓN DE PORTET

El Angliru del valle de Tena (ves como nos gusta comparar). Uno de los puertos BTT/gravel más duros de todo el Pirineo. Y eso que tiene poco más de siete kilómetros, pero casi cinco de ellos son al 14% de pendiente media. ¡Telita la subida que nos dejamos para el final! También te digo que es el mirador más bonito al que se puede acceder pedaleando de toda la zona. Ya de bajada y con todo ‘lo malo’ pasado, llegas al pueblo de Lanuza. ¿Qué me dices del paisaje que tienes ante tus ojos? ‘La pequeña Suiza‘ (¿te había dicho que nos gusta mucho comparar?). Pequeño tramo de llaneo y fin de ruta. Vuelves a Sallent de Gállego. La casa del ‘Gigante’ (2,29 dicen que medía Fermín Arrudi). Tan grande como la ruta que acabas de realizar.

Puedes descargarte el track en Wikiloc.

Permitir notificaciones OK No thanks