SALAM ALEIKUM, TÉ CON DÁTILES

Recorrer en bicicleta las majestuosas montañas del Atlas durante 7 días y 7 noches. Entre pueblos inhóspitos, té con dátiles y la calidez de sus gentes, en este artículo Ana R.F. nos invita a reflexionar sobre la vida, la fe y la conexión entre mundos. Un viaje de contrastes, emociones y aprendizaje en el corazón de Marruecos.

Hacía años que uno de nuestros deseos, antes de conocernos Borja y yo, era pedalear por las montañas del Atlas y a veces lo que creas en tu mente se crea en la realidad. Así voy a contar mi humilde experiencia durante 7 días y 7 noches, con el comienzo del Ramadán en Marrakech y pedaleando los pueblos inhóspitos a las faldas de las majestuosas montañas del Atlas.

Creo que Salam Aleikum es la palabra que más he repetido en estos 7 días, así la pongo de título como comienzo de esta historia. Comienzo tiene que ver con la interacción entre ambas partes, ambos mundos, teniendo en cuenta que un mundo puede ser desde una persona, un territorio o un animal hasta una emoción, y que lo más *baraka para empatizar con el mundo es la comunicación.

*baraka=valioso

Comenzamos nuestra ruta en bici cuando quedamos con Mohamed, un conocido de Borja por las carreras de ultraciclismo, en la misma plaza Jemaa el Fna. Tan majo que nos subió en coche hasta la cima de nuestro primer puerto, no nos daba tiempo hacer la ruta circular sin su ayuda con los días que teníamos. El día de antes habíamos alquilado las bicis en una tienda de la ciudad Atlas Sport Bike Shop. Unos chichos muy majos y ¡las bicis una maravilla! Adelanto que ¡no nos fallaron en todo el viaje!

                1º Etapa – Contraste – 66,71 km +720 m

Llegando a la cima del puerto Tizi n’Tichka, desde el coche veíamos que comenzaba a lloviznar, agua nieve y ventolera. Salimos del coche poniéndonos toda la ropa de lluvia, montamos las bicis y bajamos despidiéndonos a lo lejos de Mohamed. Al ratito, al pasar ese valle, ya salía el sol y seguimos pedaleando. Ahí ya todo era diferente a Marrakech, los pueblos eran pequeños, silenciosos y había poca gente. Borja y yo nos mantuvimos observadoras, silenciosas también y un poco serias, por lo menos yo. Después de unas 4 horas pedaleando paramos a admirar el paisaje y se me cayeron unas lágrimas. Estaba muy conmovida y sobrecogida por todo lo que veía. Aldeas muy aisladas, con casas de adobe, muchas en ruinas, poca gente, algunos niños, adultos contemplativos, poca vegetación…

– ¿Cómo vive esta gente? ¿Dónde cogen agua? ¿Cómo les recoge la ambulancia si les pasa algo? ¿A qué hora pasa el autobús del cole? ¿Qué hacen en su tiempo libre? Todas estas preguntas y más se me pasaban por mi cabeza de europea con una vida organizada y una cultura vinculada a la productividad o tener que estar siempre haciendo algo. Después de hablarlo con Borja y soltarlo, entendí mejor lo que me estaba pasando, entendí que formaba parte de mi viaje y calmé esas emociones. Al rato llegamos a un pueblito donde nos encontramos el Aubergue Achaoud estupendo y con mucho color, era muy acogedor. Pasamos y el señor que lo cuidaba nos metió en la cocina para ofrecernos todo lo que tenía. Este momento me ayudó un poco a entender más sobre esos pueblos. Nos cargamos de energía con Harira, mi sopa favorita, tortilla bereber deliciosa y un cous-cous con verduras riquísimo. Cómo no, un té.

Seguimos nuestro camino por el precioso Valle de Ounila hasta acabar, antes de que el sol se escondiera, en el pueblo de Ait Ben Hadu. Asombrada por el movimiento que había y bastante turismo a diferencia de los anteriores. Era un lugar donde desde hace años grababan películas. Había muchos albergues, nos alojamos en La Baraka, lo gestionan unos chicos, las mujeres limpian y hacen la comida. Nos dieron el té de bienvenida con unos snacks ricos con sabor a anís. Después de una ducha caliente y una vuelta por el pueblo, nos cocinaron una sopa y tajin con albóndigas en salsa de tomate riquísima.

                 2º Etapa – La FE- 105 km +1.515

Eran sobre las 7h y me desperté con el sonido del canto de oraciones del Corán. Lo hacen desde los altavoces que tienen en lo alto de todas las mezquitas durante al menos 5 veces al día. Descansamos muy bien y nos pusieron de desayunar pan con miel, dátiles, tortilla, café y zumo de naranja, con ese desayuno podíamos afrontar los kilómetros que nos pusieran por delante. Salimos a pedalear antes de las 9h y hacía muy buena temperatura, durante todo el viaje han sido como 16ºC de media, estupendos para pedalear. Teníamos muchos km por delante, los paisajes seguían siendo abrumadores de inhóspitos, cuerdas de montañas que no acababan. Nos encontramos con manadas de perros muy mansos y a simple vista bien cuidados. En todo lugar aparecen perritos, gallinas y gatos.

Llegamos a Anzal, un pueblito a mitad de kilómetros de la ruta del día, en mitad del valle regado por el Asif Tidili, y pensábamos tomar un café. Parecían todos los lugares para tomar algo como cerrados, entendemos que por el Ramadán. El pescado y el pan llegan en furgoneta. Dimos una vuelta para indagar y un señor en bici nos saludó en italiano. Mohamed, muy majo, nos invitó a su casa a tomar un café, pastas y dátiles, cómo no. Allí estaba su compañera Jose, una mujer de origen Suizo y viajera, habían decidido hacerse una casa, vivir juntas la jubilación allí y montar un futuro Air B&B (mohamedaitameur17@gmail.com). Después de coger fuerza seguimos pedaleando y en una parada al salir de Anzal un hombre en una bici roja plegable clásica de 20″ se acercó curioso por saber quienes éramos. Sabía hablar un poco de español, inglés, y francés. Muy majo, se movía en bici para comprar lo que necesitaba en otros pueblos. Kilómetros más adelante cogimos una carretera guapísima pero que parecía desabrigada. Una recta que parecía infinita adentrándose en otro valle comenzando por el lago Tagheddoute. En esta carretera en muy buen estado, aunque no estaba pintada, descubríamos pueblos fascinantes. Parecían perdidos, pero siempre aparecía alguien contemplando, en moto, algún coche, furgonetas llenas de personas y cosas y niños y niñas que salían a la carretera a saludarnos. En todos los pueblos hay una mezquita con una torre bien alta, para encontrarla fácil y que no se olvide dónde está el centro. Que pase lo que pase, lo importante es rezar y creer en que alguien te escucha. Durante el día en ruta comemos barritas de frutos secos con miel envueltas en film que venden muy baratas en los puestos ambulantes.

Antes de anochecer, yo un poco cansada, llegamos a nuestro destino del día, Assais. Nos alojamos en un albergue un poco difícil de diferenciar del resto de casas porque no tenía carteles, pero nos abrió la puerta Yassir, un chico de allí buen anfitrión, un buen sirviente como él se definía. Nos hizo la cena mientras hablaba por teléfono con su novia, un tajín con pollo y verduras y como no té con dátiles. Esa noche fue de mucho mucho viento; daba las gracias por tener un sitio donde dormir cobijados y con mantas.

                 3º Etapa – El “Desarrollo” – 112 km +700 m

Nos despertamos y Yassir había preparado un desayudo para nosotros, té con dátiles, quesitos y pan con miel. Después nos despedimos y seguimos nuestra ruta. No dejamos de maravillarnos de esos paisajes y puertos llenos de montañas. Había señales en tres alfabetos diferentes, árabe, amazigh y latino. A veces el color naranja de la tierra me generaba inquietud y preocupación. A veces cuando veía pueblos donde corría un pequeño río que a su vereda tenía palmeras, arbustos y se escuchaban pájaros me devolvía sosiego.

Creo que el burro es el animal que más les ayuda, hemos visto muchos, también muchos pastores con rebaños de cabras y ovejas, de ahí que un alimento principal local es la leche y la mantequilla. También era un valle donde debido a su altitud e imagino las cualidades de la tierra se trabajaba el azafrán. Llegando a la mitad de los kilómetros del día salimos de esa carretera mágica para volver a una nacional. Ahí pasamos por varios pueblos más grandes uno de ellos Taliouine. En todos, grandes o pequeños, siempre había un taller mecánico y una tiendecita donde comprar algo de comer y agua. A lo largo de la misma pasamos por muchas empresas de azulejos, donde trabajaban la madera, soldadores, cementeras, yesaires… Hemos visto muchas escuelas a lo largo del viaje, unas más grandes que otras. Siempre llenas de niños y niñas y adolescentes. Muchas se mueven en bici porque queda lejos de su casa. Los coles que están a muchos kilómetros hacen de internado para algunas y así no tener que hacer viajes tan largos a diario.

Llegamos a Oulad Berhil, un pueblo que parecía grande, lleno de movimiento a las 17h, como si de una feria se tratara. Aquí me sentí un poco incómoda, aparte de que se ven pocas mujeres, extranjeros tampoco. Nos alojamos en un hostal típico de allí donde se alojan familias marroquíes, muy a gusto y donde también nos hicieron un tajín con pollo y verduras muy sabroso para cenar y, cómo no, té con menta.

                 4º Etapa – Desastre: del latín des “desafortunado” y astre “astro”, “estrella” – 71 km + 480 m

Nos levantamos, organizamos todo el bikepacking y nos dispusimos a buscar un transporte que nos llevara a la cima del Tizi N´test. De nuevo, sin la ayuda de otro transporte, no podíamos acabar la ruta en los días previstos. Fue muy fácil, negociamos con Mohamed, un taxista local que nos subió por 300 DH.

Durante el camino, los tres sostuvimos un silencio duro y un tanto incómodo entre la dificultad para comunicarnos y lo devastador que era ver cómo estaban las comunidades que habían sobrevivido al terremoto que sufrieron en 2023.  Se hizo más desolador por ser una mañana de niebla y lluvia, pero al llegar a la cima había una especie de refugio con dos hombres muy majos que entre sonrisas y un fueguito que tenían encendido me devolvieron las ganas y la ilusión por el sentido del viaje. Pedimos unos cafés y una omelette bereber para pasar la espera a ver si la niebla se esfumaba, mientras nos ayudaron a ponernos film en las botas para que no se calaran nuestros pies. Salimos del carismático refugio y el sol nos acompañó durante la bajada. Preciosa. Sin palabras. A mitad de camino volvimos a ver los pueblos trabajando por recuperar sus casas e imagino que su modo de vida. Durante kilómetros, mucha gente trabajando en recuperar las carreteras, muchos escombros, derribos y maquinaria pesada. Pudimos parar en una zona donde había una especie de mercado improvisado a comprar una especie de focaccias con verduras, tortas de aceite y pan de maíz.

La última media hora antes de llegar a la localidad de Ouirgane, donde había un lago grandísimo y montañas cercanas, se puso a diluviar. Nos alojamos en un albergue estupendo, aquí no hubo té con dátiles, pero nos cuidaron dejándonos una manguera para limpiar toda nuestra ropa y bicis del barro rojo, con el confort de la habitación y con una cena riquísima, esta vez con rodajas de naranja con canela como postre.

                5º Etapa – Negociar – 63 km +500 m

Nuestro último día, compartimos desayuno con una pareja alemana muy viajera y nos despedimos del padre de familia y regente de la casa. Le pregunté cómo vivía la gente después del terremoto y me dijo que había sido un suceso positivo. Que el gobierno ahora se hace más cargo de esas poblaciones cuando antes no lo hacía.

Cogimos carretera subiendo de nuevo dos puertos preciosos con las montañas nevadas cada vez más lejos hasta llegar a un pueblo donde nada más parar ya me querían vender pulseras. Casi se las compro, aunque no me gustaban, menos mal que Borja me ayudó a salir de ese negocio y la verdad que los hombres muy majos se despidieron con amabilidad. Les gusta interactuar y el negocio, pero si finalmente hay buena intención por ambas partes todo queda en consonancia.

Fue bonito pedalear largos kilómetros en línea recta, hacia abajo y hacia nuestro destino con las emociones a flor de piel y con ganas de tomar un zumo de frutas en la plaza de Marrakech, comprar un suvenir, quedar de nuevo con nuestro amigo Mohamed para compartir la experiencia, volver a darle las gracias y tomar un té con menta.

Así fue.

Gracias a Borja por su alma bereber y espíritu aventurero. Por hacerlo fácil, bonito y real.

La ruta que hicimos la podéis encontrar en este enlace

Un viaje es como la piel, hay un antes y un después ya pase por una herida o una caricia.
Hay verdades y cuentos, pero la verdad es que,
los conocidos se vuelven amigos
y que por mucho que te cuenten historias, vivirlas es otra historia.
Que cada persona tiene una manera de mirar al mundo
y que la migración es un fenómeno complejo y duro.
Que los budistas estudian la mente,
que los bereberes contemplan el paisaje y que muchos cristianos estamos hartos de la religión.
Que las mujeres son admirables y más a las que viajan solas.
Que la naturaleza es la mayor obra de arte hecha por Diosas.
Que las mezquitas y las iglesias se asemejan mucho. Y que los pueblos de Teruel o La Mancha podrían ser un pueblo amazigh.
Que sería perfecto no querer llevar la razón porque llevarla no sirve para nada.
Que reflexionar es interesante y necesario.
Que la fe es un concepto empírico y místico a la vez.
Que el silencio debería de estar más presente en todas las culturas.
Y que la suerte tiene que ver con los privilegios.
Que los países que pensamos que están menos desarrollados son más ecológicos que la ecología de moda en Europa.
Que a nivel energético y simbólico que millones de personas hagan algo a la vez es muy poderoso.
Que sigue habiendo mujeres y hombres libres.
Que la hospitalidad y la confianza no tienen precio.
Que deberíamos de agradecer, valorar y sonreír más a menudo.

Camí dels Assagadors

Omar nos cuenta su experiencia bikepacking por el Camí dels Assagadors, una ruta de 700 km entre Gandía y Sagunto. . Desde la costa mediterránea hasta las montañas del interior, esta experiencia refleja la esencia del ciclismo sin prisas, disfrutando del espíritu de la autosuficiencia y la exploración.

Unos días libres inesperados en el trabajo ponen la maquinaria a funcionar, Wikiloc y Komoot echan humo. Siendo febrero, la vista estaba puesta hacia el sur o el levante para huir del frío de la meseta.

Tras un par de días de búsqueda, la ruta a seguir ya parece clara, los días que tengo me cuadran, el tiempo es bastante bueno para la fecha (contad que soy de León y por aquí el frío aprieta de narices) y además es una ruta 100% fiable y con bastante información para prepararme las etapas, así que la decisión está tomada.

El Camí dels Assagadors se presenta como una idea perfecta para unos días de bikepacking.

Furgoneta rumbo a Sagunto, 7 horas de viaje con parada imprescindible en Teruel de cara a coger las últimas provisiones en la tienda de Surya 😉

Por delante 9 días de pedaleo para hacer unos 700 kilómetros aproximadamente. Los chicos de Rodera proponen empezar la ruta en Gandía, terminarla en Sagunto y moverse de un sitio a otro en tren de cercanías.

Yo calculo que tengo el tiempo suficiente para unir estos dos puntos también a pedal, además será una primer etapa perfecta para calentar las piernas, pedalear con 20 grados al lado de la costa fue muy agradable. Para dormir busqué irme hacia el interior, vivaqueando en el precioso Plà del Barber.

Una vez que empiezas la ruta “oficial” vienen las cuestas, primero remontando el río Serpis por su espectacular Vía Verde, con tramos encañonados muy bonitos.

Abandonar Beniarrés fue una tarea dura, rampones del 15%, menos mal que eran hormigonados y la imponente cima del Benicadell te mantenía siempre distraído. La segunda noche la pasé en un modesto refugio cerca de la Cava Pedrera.

Empezar cuesta abajo la etapa parece bonito, pero el fresquito de las mañanas deja el cuerpo siempre destemplado, menos mal que el Colacao que me tomé en Bocairent estaba bien caliente. Tocaba ahora subir y seguir en dirección a los pueblos de Fontanars dels Alforins y la Font de la Figuera. En esta zona empiezan a abundar los almendros, que luego me acompañarían en buena parte de la ruta. En esta época del año estaban en floración y sus hojas son preciosas.

La Fuente Huesca fue un lugar excepcional para la noche, ya que además de un punto de agua, tiene un amplio refugio donde dormir.

El cuarto día se presentaba bastante duro, el principio con buenas cuestas salvando los desniveles provocados por la erosión de dos ríos, Grande primero y Fraile después. Este último lo sigo durante unos cuantos kilómetros por una pista muy bonita, encañonada y con pozas bastante chulas.

Bicorp fue un punto muy importante, ya que desde aquí al siguiente punto donde poder recargar agua hay más de 50 kilómetros. Por el camino, una noche en el refugio de la Casa del Empalme, lo que significa cargar con mucha agua durante la durísima subida hacia la zona del tajo Cortés. Pero como todo en la vida, va pasando y lo mejor del bikepacking es precisamente esto, poder tomártelo todo con la calma necesaria, no mirar el crono, disfrutar de cada curva, de cada subida, etc.

El quinto día empecé a ver los estragos que la Dana había hecho en el territorio, estremece llegar a sitios donde lo que antes era un pequeño arroyo, ahora ocupa mucho más terreno. Ir por un carretera y de repente llegar a un puente que ya no existe te hace ver la salvajada de agua que tuvo que pasar por allí aquellos días.

Por suerte para mí, cambiando algún que otro tramo y empujando alguna que otra vez la bici, pude salvar todos esos obstáculos y seguir con mi Camí, que este quinto día me llevaría hasta el precioso paraje de la fuente Vallesa, donde el pequeño techo de una zona de barbacoas me dejarán hacer un decente vivac.

El sexto día me acerco a la Sierra de Chiva por una preciosa pista, muy aérea y con unas vistas de vértigo. El pequeño supermercado de Chera me da una gran alegría, es domingo y está abierto, qué maravilla.

Si pedalear Valencia era poco, hoy la etapa me hace entrar en la provincia de Cuenca, visitar la laguna de Tarayuelas y dormir en el bonito paraje del mirador de la Olla.

Ya voy a por el séptimo día de ruta y los primeros kilómetros son siempre muy duros, la espalda se resiente de tanta esterilla y las piernas parecen pedir clemencia. Todos los días he estado haciendo entre 75 y 90 kilómetros, rondando y superando los 2000 positivos, siempre tirando de una bicicleta cargada con todo el equipo para ser los más autosuficiente que se pueda. Esto te da momentos de paz mágicos perdido en la montaña, pero también te hace sufrir de lo lindo en cada subida.
Consulto Google Maps y me lanzo a por un pequeño atajo por carretera este día, en kilómetros y desnivel no se nota mucho, pero uno los pueblos de Aras de los Olmos, la Yesa y. Abejuela con bastante rapidez.

Si antes decía que había pasado por Cuenca, ahora sumamos Teruel a la ecuación. Como dicen los chicos de Rodera, notarás ese olor a Montañas Vacías en el paisaje casi desde el primero momento. Si alguien ha pedaleado cerca de Javalambre, se hará una idea de a lo que me estoy refiriendo

Un bonito refugio al lado de la Ermita de Santa Margarita en Andilla me hará pasar una noche reparadora después del día más largo de todos.

Para los dos últimos días, ya solo me quedan 100 kilómetros, pero aprovechando el tiempo al máximo, decido partirlos en dos cómodas etapas, total, esto es ciclismo sin prisa y no me va a adelantar nadie por despertarme un poco más tarde o por parar más tiempo en el bar a la hora del almuerzo 😃

Y aunque esto no haya tenido nada que ver con una competición, pedalear unos pocos kilómetros por la vía de Ojos Negros a mí me ha sabido a victoria de Tour, porque el viaje ha sido precioso y acabarlo siempre da ese punto épico que tanto nos gusta.

Por último, dar las gracias a los chicos que están detrás de Rodera.cc porque se han currado un recorrido precioso y además a través de Instagram y correo electrónico me han resuelto un montón de dudas, así que no os lo penséis dos veces y lanzaos sin ninguna duda a pedalear el Camí del Assagador.

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Crónica de una salida en bicicleta gravel en La Mancha, en condiciones difíciles como lluvia, viento y barro. De Alcázar de San Juan a Aranjuez, pasando por pueblos emblemáticos como Herencia o Consuegra, famosos por sus molinos de viento.

Enero 2025. 144 km / 600 m+

No era el mejor día para una mini aventura gravel, había llovido los días anteriores y también había previsión de lluvia y viento durante todo el recorrido. A pesar de ello, cuando eres padre, no puedes desaprovechar las pocas oportunidades que se presentan para estas escapadas. Por suerte, tuve lluvia gran parte de la mañana, pero fue una lluvia muy fina que apenas molestaba.

Como se prevía viento fuerte del sur me decidí por viajar en tren hacia el sur y hacer un recorrido dirección norte. Explorando las opciones para viajar en tren, me decidí por viajar a Alcázar de San Juan e ir pedaleando dirección norte hasta Aranjuez para volver en tren de cercanías a Madrid.

Salí de Alcazar de San Juan por una pista dirección Herencia en el km 10, primer imprevisto, llegué a un rio pero no había puente para cruzarlo. No era un gran contratiempo porque podría llegar a la carretera por una pista paralela al rio y seguir por carretera hasta Herencia. En esta pista tuve el primer contacto con el barro, una especie de arcilla pegajosa que llenaba de barro la horquilla y las vainas bloqueando las ruedas. No merecía la pena limpiar y volver a montar porque en 20 metros volvían a estar bloqueadas así que tuve que portear la bici hasta la carretera.

En Herencia subí al cerro donde quedan algunos de los molinos de viento tan típicos de La Mancha y seguí por una pista muy bonita, atravesando olivares y viñedos hasta Puerto Lapice donde hice una parada para reponer fuerzas en un bar. Aquí volví a subir al cerro a ver los molinos y continué pedaleando por un valle lleno de olivos centenarios.

Hasta este punto la ruta había sido dirección oeste pero al llegar al collado tras la subida al valle giré dirección norte y ya tuve viento a favor hasta el final del día en Aranjuez.

Llegué rápidamente a Consuegra, el pueblo más famoso de la zona y el que conserva el mayor número de molinos. Aprovechando que el viento soplaba fuerte en ese momento seguí por carretera hasta Turleque. Y de aquí seguí por una pista hasta que, en cierto punto, sobre el km 90, lo que parecía a simple vista un pista de grava, era en realidad una especie de arcilla blanquecina pegajosa que impedía avanzar porque cada 20 m se bloqueaban las ruedas. Nunca he visto un material tan pegajoso.

Fueron unos 7 km de auténtico infierno, de los que solo puede “pedalear” un par. Los otros 5 km fueron de auténtica miseria ya que incluso andar se volvía misión imposible por la cantidad de barro que se acumulaba en las zapatillas.

Lo curioso es que estas pistas eran muy lisas y no estaban muy embarradas. Es más, visualmente parecían pistas óptimas para volar con la bicicleta de gravel. Es decir, el problema no es que hubiera mucho barro, si no que el material es muy pegajoso.

Cuando por fin salí a la carretera cambié la ruta prevista y me dirigí a Aranjuez por carretera porque había perdido mucho tiempo. Llegué a la estación de tren sobre las 18:30 de la tarde tras parar a limpiar la bici en una gasolinera.

Como conclusión, por toda la zona hay sin fin de pistas para recorrer y explorar pero mucho ojo si ha llovido los días anteriores porque te puedes meter de repente en una “pista trampa”. Es una zona con poco desnivel, lo que permite recorrer largas distancias, pero hay que tener en cuenta la dirección del viento ya que suele soplar con fuerza.

Recorriendo el GR-48

Inspirado por recomendaciones en páginas como bikepacking.com, Toño se propuso realizar el GR-48, que atraviesa buena parte de Andalucía y sus diversos paisajes, en bicicleta de gravel…

Andalucía es más que las playas para los “guiris”, Sierra Nevada para los esquiadores y los Badlands para los ciclistas . El GR-48 es una perfecta muestra de ello. Un recorrido de más de 500km situado en las sierras norte de las provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba y Jaén. Oscila entre los 700 m y 100 m de altitud atravesando increíbles parajes naturales de sierra virgen, fincas de ganadería extensiva y caza, enormes montañas de vegetación mediterránea y finalizando en extensas tierras de olivos.

No sabría decir cuál es el pueblo que más me ha encantado porque todos son preciosos, de casas bajas de color blanco decoradas con madera y forja.

Los andaluces son gente sencilla, habladora, cálida y muy acogedores. Muestra de ello es que me han dejado dormir en varios pabellones. Sin duda te hacen el camino más fácil y ameno. Tienen un hueco y respeto en mi corazón.

La ruta casi finaliza al paso del santuario de la Virgen de la Cabeza, una de las más importantes de España y más veneradas por sus milagros y por ser la única con corona real de oro de España. Llegar a un lugar de estos se te ponen los pelos de punta .

Sin olvidar detalles técnicos mencionaría que hay que estar preparado para todo tipo de terrenos algunos muy duros. El GR-48 es un recorrido muy antiguo y por tanto muchos de los tramos no son para bicicleta.

Sorprende que se publicite en el portal más importante de viajes bikepacking (www.bikepacking.com) asegurando que es 99% ciclable; y no es así, además se limita a colgar el recorrido oficial del GR sin dar alternativas obvias para ciclistas. Aparte hay tramos largos que toca empujar la bici. Por tanto, Logan, te has marcado un farol de huevos en toda regla. Y cuidado también con varios tracks que hay por internet que aseguran que son la versión gravel… nada más lejos de la realidad, ya que discurre por caminos privados.

Me temo que el botón mágico de “opción gravel” en alguna app no ha estado acertada. No queda más que la intuición y la experiencia para saber cuándo meterte o no por el trazado original.

En total del recorrido habré hecho un 80% del original . El resto son pura creatividad ciclista.

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