Three Peaks Bike Race 2024: Viena – Niza
Alejandro Aznar corrió la Three Peaks Bike Race 2024, una prueba de más de 2300 km entre Viena y Niza con 3 puntos de control en los Alpes. Describe en detalle cada etapa del recorrido, las dificultades que enfrentó, los paisajes y momentos memorables, hasta que finalmente logra completar la carrera.
Tras iniciarme hace un par de años en las ultras ciclistas a través de las brevets, Transpyrenees 22 y Basajaun 23, este año llegaba el momento de dar el salto al siguiente nivel, salir a Europa y embarcarme en una aventura de más de 2000 km. La Three Peaks Bike Race no es una desconocida en el mundo del ultraciclismo, lleva varias ediciones con multitud de participantes y un recorrido más o menos fijo (siempre Viena-Niza o Viena-Barcelona) incluyendo tres puntos de control en tres cordilleras distintas, más parcours (tramos fijos) iniciales y finales. El resto de la ruta es libre y la distancia final suele rondar los 2300 km.
La elección de esta ruta en 2024 viene por varios motivos. Por fechas (julio suele ser un periodo de clima estable en los Alpes, mucho más que junio o agosto), por logística (actualmente resido en Ginebra que está a mitad de camino entre el inicio, Viena, y el final, Niza) y por recorrido planteado. Los CP de 2024 consistían en un parcour inicial de 130 km para salir de Viena hacia el suroeste, el CP1, formado por el Monte Grappa y el Passo Manghen (Alpes del Véneto); el CP2, Grimselpass (Alpes centrales); el CP3, un recorrido por los Vosgos incluyendo el Grand Ballon y la Planche des Belles Filles y un parcour final de 400 km y casi 10k m de desnivel empezando en lo alto de Alpe d’Huez y encadenando Lautaret, Izoard, Vars, la Bonette, Colmiane, Turini, Castillon y Eze, hasta llegar a la playa de Niza. Algunos trozos ya los conocía de haberlos subido o explorado la región (Vosgos, AdH y Lautaret, Grimselpass y en general gran parte de la zona suiza) y otros eran totalmente nuevos, así que la combinación de tramos conocidos y totalmente nuevos me parecía muy atractiva.
Tras una larga preparación, un invierno duro, mucho frío y muchas salidas nocturnas, llegamos por fin al mes de julio. Dos días de viaje en tren me llevan a Viena, con la bici cargada hasta arriba
Día 1
La salida se da en Viena el 6 de julio, a media mañana. Soy el único español y con 25 años, también uno de los más jóvenes. Salimos por turnos, somos más de 200 en total. Hace muchísimo calor y el parcour inicial es bastante más duro de lo que parecía, con sucesivas subidas cortas hasta llegar a Mariazell, a través de un paisaje de bosques y suaves colinas con prados, típicamente prealpino.
Desde el primer momento me doy cuenta de que voy demasiado rápido, me cuesta encontrar agua y no puedo comer apenas. La idea es llegar al CP1 en dos días, una distancia de unos 600km, con mucho desnivel al inicio y largos llanos una vez llegados a Italia. Pero el estómago cerrado y la falta de comida van a dificultar la tarea, para cuando cae la noche del primer día, llevo 200km sin apenas haber comido, y al pararme a forzarme a cenar algo, me caigo medio desmayado al suelo, una pájara de manual. Encontrándome fatal, me obligo a comer y beber, paso casi dos horas en el McDonald’s viendo la vida pasar, hablando con los participantes que van parando y esperando a encontrarme mejor. Según cae la noche y baja la temperatura, ya a eso de las once, me siento recuperado y decido seguir avanzando, pues la temperatura es perfecta. En la oscuridad, continúo varias horas más sintiéndome del todo recuperado.
Paro sobre las tres de la mañana para echarme a dormir un rato en una granja junto a la carretera, donde he visto que se había parado otro participante, y en ese momento sale la dueña de la granja a decirnos que si queremos dormir dentro, que si queremos mantas o algo. Mirándonos extrañados por la situación, ambos decidimos quedarnos fuera, hace muy buena noche.
A las dos horas me doy cuenta de que he cometido el error de echarme a dormir junto al gallinero, y a las cinco el ruido de los animales ya es insoportable. Dispuesto a arrancar de nuevo, se produce el segundo momento surrealista en menos de doce horas, vuelve a aparecer la dueña (5 de la mañana!) a invitarnos a desayunar, oferta que esta vez, no rechazamos.
Día 2
Amanece con lluvia ligera, sigo avanzando, a veces solo, a veces en grupo a través de Austria hacia la frontera. Apenas se ven participantes, desde Mariazell la ruta es libre y la gente ha elegido otros caminos. Yo me dirijo hacia una zona que se va haciendo más urbana por momentos, atravesando Klagenfurt y Villach. El terreno es más sencillo ahora, una vez fuera de los valles más cerrados, llueve a ratos y acaba saliendo el sol a mediodía, según llego a la frontera con Italia, en Tarvisio.
La parte difícil del primer tramo está hecha, queda una bajada interminable hacia la llanura del Po, a través del valle del Fella, que al ser domingo está lleno de ciclistas y excursionistas varios. Un carril bici muy cómodo desciende hasta la llanura, donde me espera un paisaje muy mediterráneo, de campos y huertas, carreteras estrechas entre ellos y cauces secos.
La tarde alterna sol con nubes que descargan diluvios de apenas minutos, suficientes para inundar la carretera. Sobre las seis de la tarde ya tengo decidido que voy a buscar un hotel y dormir bien, tras llevar apenas dos horas de sueño la noche anterior, y con la idea de descansar antes del CP1. Reservo sobre la marcha y me alojo en Montebelluna.
En los dos primeros días he cumplido el objetivo, y me siento recuperado de la pájara del primer día, sin llegar a creérmelo.
La ruta del día con más fotos aquí: https://www.strava.com/activities/11832535449
Día 3
Salgo del hotel antes de que amanezca. Los dueños, una pareja mayor me han tratado maravillosamente y han montado el desayuno solo para mí, a las cinco de la mañana. El día va a ser largo, el CP1 consta de tres subidas, dos de ellas bastante duras, para acumular 5000 m de subida en apenas 150 km. Comienzo el Monte Grappa, una mítica cima que fue símbolo de la resistencia ante los austríacos en la Primera Guerra Mundial y en la que se encuentra el famoso memorial militar donde descansan miles de soldados sin identificar. Llegar arriba van a ser casi 20 km al 8%. El inicio se hace eterno, revueltas en lo más profundo del bosque, sin vistas ni sol. Pero el panorama mejora muchísimo al salir de este, la parte final es espectacular, entre prados y con vistas a toda la llanura del Po.
Me encuentro con más participantes y acabamos llegando en grupo a la cima. Sin parar mucho, continúo bajando por el lado norte para llegar a Borgo Valsugana, donde llego ya por la tarde. Aquí comienza el Passo Manghen, otro puerto mítico del ciclismo, donde Merckx comenzó su caída dejando ir a Gimondi en 1976. Son otros 20 km al 7.5% con la particularidad que los últimos kilómetros son constantes al 9%. El avance cargado con las bolsas es de nuevo lentísimo, la subida es espectacular, por un valle ya cerrado desde el inicio que lleva a un circo en apariencia totalmente cerrado, por cuyas paredes se encarama la carretera estrecha hasta llegar arriba. Van a ser casi 3h de subida, pero vale la pena, es probablemente la subida más dura de la carrera por porcentajes. El descenso hacia el sur también tiene unas vistas impresionantes, y la soledad en toda la subida y bajada es sobrecogedora, es lunes y no hay coches, ni turistas y apenas me encuentro a otro participante arriba.
El CP1 está terminado. Grimselpass, el CP2, es un puerto de montaña que marca la frontera entre los cantones de Valais y Berna, en pleno centro de Suiza. Para llegar a él, existen dos alternativa: volver a bajar al sur y atravesar toda la llanura italiana hacia el lago Maggiore, para entrar por Ticino y pasar a Valais subiendo el Passo della Novenna, o ir por Suiza, atravesándola de este a oeste, con varias subidas largas. Me decido sin duda por la segunda opción, viendo que el tiempo va a ser estable. Italia implica 100 km extra y apenas 1000m de desnivel menos, un recorrido llano que detesto y mucho, mucho tráfico. La zona de Suiza no la conozco entera, pero incluye el Parque Nacional Suizo y el valle de Engadina, muy atractivos para mí. Por eso, continuo hacia el norte por el valle del Adige, para atravesar Bolzano y girar hacia Merano y la frontera suiza.
Aún sin saber dónde dormir, por ser una zona bastante industrial y urbanizada, me encuentro con otro participante alemán. Cenamos juntos y me comenta que tiene una habitación algo más arriba del valle. No necesito que me convenza, el día ha sido bastante duro y el siguiente también iba a serlo, así que recorremos juntos los últimos kilómetros y llegamos, ya a medianoche al hotel.
La ruta del día aquí: https://www.strava.com/activities/11841156267
Dia 4
El objetivo de hoy es acercarme lo máximo posible a Grimselpass, el CP2. Para ello, necesito entrar en Suiza por Glurns, subir Offenpass a través de Val Müstair, subir Albula, hacer su interminable bajada hacia Chur y subir Oberalpass por una carretera eterna de casi 40 km subiendo, para bajar después a Andermatt, en zona que ya conozco, y tener a tiro de piedra el Furkapass y Grimselpass. Un recorrido por el poco conocido y salvaje cantón de Graubünden (Grisones), con diferencia uno de los más rurales y humildes de Suiza, pero también el que encierra, para mí, lo mejor de los Alpes, lejos de la sobre urbanización de Zermatt o Chamonix. La idea era pues, llegar a Andermatt a dormir, subiendo los tres puertos mencionados, todos ellos por encima de los 2000m.
De nuevo el día arranca temprano, salgo solo y avanzo hacia la frontera suiza. Las primeras horas son lentísimas, por un carril bici junto al río, con mucho sueño y cansancio acumulado. No es hasta que desayuno por segunda vez y entro en Suiza que me empiezo a notar mejor. El tramo de Suiza transcurre por el Parque Nacional Suizo, el único del país y se nota, por una vez no se ven casas y granjas por todas partes, ni la sensación de país sobre-urbanizado que tengo a veces en él.
Offenpass es eterno, pero sin demasiadas pendientes y con viento a favor, y su descenso hacia Val Mustair, impresionante, una carretera entre picos y valles, sin rastros de civilización. Después viene Albulapass, una subida “corta” pero exigente desde su cara este, pasando por el memorial de Gino Mäder. La zona superior de Albula es preciosa, un tramo llano en un valle estrecho, entre lagos.
Su descenso es efectivamente, interminable, casi 60 km de descenso en muchos tramos espectacular, entre cortados y pueblos de cuento. Y por fin, a media tarde llego a las afueras de Chur, donde empieza el Oberalpass. Ya había hecho esta carretera, pero en sentido contrario, y subirlo ahora hacia el este se hace eterno, van a ser casi 40km al 3-4%.
Por suerte, me encuentro a un par de participantes y subimos juntos mientras cae la noche. Llego arriba solo, mis dos compañeros se han quedado a dormir antes. Es medianoche, estoy a 2000m y la temperatura ha caído en picado por debajo de los 10 grados.
Me apresuro a descender a Andermatt donde me echaré varias horas bajo las escaleras de un polideportivo. El frio esta noche es brutal, y duermo poco y mal.
La ruta del día aquí: https://www.strava.com/activities/11849820505
Día 5
Si el frio ya era terrible al acostarme, al amanecer es atroz, pero está saliendo el sol y la motivación de superar el CP2 me impulsa a levantarme y seguir, casi sin desayunar.
Furkapass a estas horas (siete de la mañana) es maravilloso, sin coches y con el sol a la espalda, con unas vistas preciosas del valle de Realp. Se hace largo, pero corono y ya veo Grimsel desde arriba, en la que es probablemente una de las perspectivas más famosas de Suiza, las interminables eses de la carretera de Furka con las de Grimsel al fondo. Desciendo, desayuno y empiezo Grimsel, que desde aquí es una subida corta y por suerte, aún sin tráfico. Al coronar, de nuevo la panorámica del valle es de película.
He llegado al CP2 relativamente temprano, así que me propongo llegar al CP3 ese mismo día. Queda cruzar Suiza hacia el norte, rodeando Lucerna para llegar a Basilea y Mulhouse, y dormir allí.
El resto del día no es demasiado destacable, un terreno muy incómodo de colinas, sin apenas bosques y bajo un sol abrasador, con viento en contra hasta llegar a Basilea.
Al ser Suiza un país tan montañoso, la población se acumula en esta zona al norte de los Alpes y se nota, casas y pueblos por todas partes, granjas por doquier y bastante tráfico. Llego al anochecer a Basilea, para cruzar a Francia y buscar un hotel alrededor de los Vosgos, lo más cerca de Mulhouse posible, para empezar al día siguiente con el CP3 directamente. Tras un día largo y muy cansado por el viento, el hotel se me antoja necesario.
La ruta del día aquí: https://www.strava.com/activities/11857132738
Día 6
Sexto día. Me cuesta creer que haya llegado hasta aquí, que esté en el CP3, con mucho cansancio y sueño acumulado, pero sin dolores y recuperado del primer día. Tampoco he forzado demasiado hasta ahora. Me levanto rezando para que salga un buen día y por suerte es así, es uno de esos días raros en los que hace sol en los Vosgos, o al menos, no llueve. Los Vosgos siempre parecen tener un microclima propio que los hace extremadamente inestables y húmedos, muy similar a la Selva Negra, a escasos kilómetros al este, al otro lado del Rín.
El CP3 comienza en lo alto del Grand Ballon, que tiene múltiples subidas, de las cuales ya conozco varias. Elijo una nueva, desde el este, por una carretera muy apartada algo más larga, pero sin demasiada pendiente. Arriba me encuentro de nuevo con varios participantes con los que intercambiar opiniones, en las caras ya se nota el cansancio, pero el final se ve cerca, hemos superado la mitad de la carrera y solo queda bajar al sur.
El CP3 tras el Grand Ballon incluye un par de subidas más típicamente de los Vosgos, carreteras estrechas, un bosque húmedo muy tupido combinado con prados, con río y lagunas por todas partes. La subida final es La Super Planche des Belles Filles, tramo de grava incluido. Es duro, pero podemos dejar las bolsas abajo al ser una subida sin salida, y la sensación de ligereza momentánea compensa los porcentajes del 9-10% del tramo final. Una vez superado, ya a media tarde, paro a comer y evaluar mis opciones.
Desde los Vosgos hay que llegar al parcour final, que comienza en Alpe d’Huez. Las alternativas incluyen volver por Suiza, atravesando el Jura y Ginebra, o rodear por Francia, siguiendo el río Doubs y luego desviarme hacia Grenoble. Elijo la segunda opción.
El Jura lo conozco, es una zona con mucha subida, con un clima relativamente frio e inestable y pasar por Ginebra sería mucha tentación de quedarme en casa. La alternativa también la conozco, de una brevet que hicimos entre Friburgo y el Mt Ventoux, es un recorrido llano al inicio siguiendo el río Doubs y algo más roto después, pero definitivamente más rápido que Suiza. El objetivo es llegar a Grenoble al día siguiente. Manos a la obra pues, el avance es rápido al inicio siguiendo el río con viento a favor, para llegar a Besançon a cenar.
Y al poco de continuar, se empieza a torcer la cosa, el viento cambia, la noche cae y empiezo a ver rayos en todas las direcciones, pero especialmente al sur, donde me dirijo. El radar da mucha, mucha lluvia durante la noche por la zona por la que voy a pasar. Inicialmente había decidido no dormir para llegar con tiempo de descansar en hotel antes del parcour final, pero entro en pánico viendo la lluvia que viene.
Busco hoteles, entro a preguntar a alguno 24h, pero sin suerte, y ya es pasada medianoche. En otra situación surrealista, los vecinos de Lons-le-Saunier ven a altas horas de la madrugada a un ciclista dando vueltas por su plaza buscando donde dormir o caerse muerto. Con hambre, poca comida encima y las nubes amenazando, acabo parando poco después, sobre las tres en una parada de autobús, que incluye una máquina expendedora de pizzas (asquerosa, confirmo) confiando en que la lluvia pase durante la noche y el día amanezca despejado.
Día 7
Me despierto a las cinco con un diluvio universal acompañado de tormenta. Vuelvo a dormir.
Para las siete, ha dejado de llover y el radar aparece limpio, así que recojo mis bártulos y salgo. La zona al sur de Lons-le-Saunier es la Francia Vacía, voy a pasarlo muy mal esa mañana para encontrar dónde desayunar, apenas se ven pueblos y lo que se ve, está vacío y cerrado. Al ser este tramo de ruta también libre, y con la carrera tan avanzada, no me encuentro a nadie, la sensación de soledad es absoluta, en mitad de Francia.
No es hasta mediodía que encuentro una población grande para comer y comprar comida para la tarde. El viento sopla en contra, según cae la tarde se va nublando y la motivación cae en picado. Renuncio a cumplir el objetivo de llegar a Grenoble porque el día está siendo penoso, avanzo muy lento por un terreno bastante pesado, lleno de cruces, sube y bajas y tráfico y para cuando dan las siete de la tarde, subiendo un puerto sin nombre que da acceso al valle de Grenoble desde el norte, cae otro diluvio y esta vez es definitivo. Empapado y helado, me quedo en el primer hotel a pesar de quedar luz y día por delante. Solo es un chaparrón temporal, pero la motivación esta tarde está bajo mínimos. Me quedo a 30 km de Grenoble y bastante lejos del parcour final…tocará remontar al día siguiente. El día es tan penoso que apenas tengo media docena de fotos de hoy.
La ruta de ambos días juntos: https://www.strava.com/activities/11871291656
Día 8
Ya no hay vuelta atrás. Sin creérmelo, estoy a 500 km del final, dos días según tengo planeado, extremadamente duros, pero dos días. Todos los temores que podía tener a problemas físicos, inclemencias del tiempo, falta de motivación, etc han desaparecido, se acaba el llano, se acaban las nubes y la lluvia y solo queda subir, subir mucho y llegar a Niza.
Al haber llegado al hotel temprano la noche anterior, aprovecho para salir antes de las cinco. Hay bastantes kilómetros hasta el inicio de Alpe d’Huez y la carretera suele tener tráfico, asi que intento evitarlo. Tras pasar unas primeras horas malas, con mucho sueño, sale el sol y llego a Bourg d’Oisans a las nueve.
Tercer desayuno del día y a subir, AdH se hace ameno, con muchos cicloturistas subiendo a la vez, arriba hay que continuar hacia La Sarenne y bajar por el otro lado. Encadeno con Lautaret y a la hora de comer estoy arriba de éste.
El sol brilla y el día es espectacular, con algo de viento a favor soplando desde el norte. Bajo a la preciosa localidad de Briançon para atacar Izoard, que se hace eterno, interminable y muy solitario a primera hora de la tarde. Su cara norte no destaca demasiado por los paisajes hasta que llegas arriba, pero una vez ahí, es alucinante, un paisaje lunar, de formaciones rocosas impensables, sin apenas vegetación.
Llego arriba con mucho dolor de piernas, por primera vez en la prueba, y a paso de tortuga. Pero la bajada es larga y permite recuperar, de nuevo con unos paisajes difíciles de asimilar al bajar deprisa.
Para cuando llego abajo, a Guillestre, ya esta cayendo la noche. Tengo claro que es noche de hotel, son dos días de 5000 m de desnivel y no quiero dolores de rodilla antes de acabar. Encuentro un hotel a mitad del Col de Vars y allí me quedo.
La ruta del día aquí: https://www.strava.com/activities/11880570773
Día 9
Y hoy es el día. Me levanto pensando que pase lo que pase, sea la hora que sea, hoy, domingo 14 de julio, llego a Niza. Salgo del hotel con frio, a coronar el Col de Vars.
Aunque está saliendo el sol, el frio en la bajada es brutal, y tengo que pararme en una panadería recién abierta a calentarme y desayunar por segunda vez. Toca subir La Bonette, mentalmente, el último gran reto, el último gran puerto por encima de 2000 m, y bastante por encima, porque es tras el Veleta, la carretera asfaltada más alta de Europa, a 2802 m.
Son 23 km al 7% que se hacen muy largos, pero muy, muy bonitos, primero subiendo entre prados, para luego adentrarse en un desfiladero y continuar subiendo hasta un circo glaciar espectacular, que remonta hasta llegar al paso con el primer cartel donde se lee “Niza”. Se siente la cima del mundo. En la subida he ido encontrando participantes con quien hablar, y sin darme cuenta, hemos llegado arriba.
La bajada es de nuevo interminable, 60 km donde el paisaje cambia, los Alpes pasan a ser menos Alpes, los paisajes alpinos rocosos dan paso a bosque mediterráneo, a desfiladeros y muchos carteles que ya señalan a Niza.
Es mediodía y quedan dos puertos relativamente largos, Colmiane y Turini, ambos similares, ambos de 15 km al 7%, ambos esfuerzos de 2 horas. Hace mucho calor subiendo Colmiane, un puerto bonito, con una carretera que asciende entre varios pueblos con estética típicamente provenzal, con sus bosques de pinos y un ambiente festivo de domingo.
Turini es aún más espectacular, lugar mítico de rallies, subir por sus horquillas y sus carreteras colgando en los desfiladeros se siente especial. La bajada es aún más bonita, por un valle solitario. Desde La Bonette no he vuelto a encontrarme con nadie. Termino la bajada de Turini casi a las ocho. Solo quedan 50 km.
Castillon es un puerto corto y rápido, y por primera vez, desde arriba, veo el mar. Una bajada rápida y sinuosa me lleva a la playa de Menton, atestada de coches. Solo queda subir La Turbie y el Col d’Eze, rodeando Mónaco por arriba. El sol se pone tras la costa llena de rascacielos y urbanizaciones de lujo y en poco rato, estoy en Eze.
Una última bajada hacia el puerto de Niza y por fin, a eso de las diez de la noche, en un paseo marítimo a reventar de gente (fiesta nacional francesa) y engalanado de amarillo para la llegada del Tour la semana siguiente, termino la Three Peaks Bike Race en algo más de ocho días, con un total de 2320 km y casi 35000 m de desnivel.
La ruta del día: https://www.strava.com/activities/11889695245
Las sensaciones son solo de incredulidad e irrealidad, la alegría llegará después. Es difícil asimilar todo, no solo el reto cumplido, también los paisajes, la gente que he ido conociendo, las experiencias…ha pasado todo tan rápido que es difícil asimilarlo, procesarlo y entenderlo. Volver al mundo real es complicado, salir de la burbuja en la que la vida se limitaba a alimentarme, dormir y pedalear y nada más. Poner esto por escrito ayuda a revivirlo todo, aunque sienta que es imposible transmitirlo. Es una de esas cosas que hay que vivir, y que solo aquellos que la viven pueden realmente entenderlo.
El año que viene, más!
Si has llegado hasta aquí, gracias por leerme!
